Denuncias por vivienda

Contra la vivienda indigna. V de Vivienda. Todos juntos podemos.

lunes, mayo 18, 2009

Recetas populacheras. Continuismo y dejadez

DENUNCIAS POR VIVIENDA


La derecha política se ciñó la alianza de la defensa del capitalismo a ultranza en los años 80. Los dos estiletes más influyentes fueron la premier británica Margaret Thatcher y el presidente de Estados Unidos Ronald Reagan. Dos personalidades que crecieron y se educaron en épocas adversas -la Gran Depresión americana y la reconstrucción de Inglaterra tras la Segunda Guerra Mundial-, procedentes de la clase media baja (la hija de un tendero y un actor de segunda fila) y poco expertos en finanzas, que no fueran las de una economía de guerra. Cualquier líder de derechas, desde entonces, ha creído que las recetas neoliberales iban a misa, sí o sí. Por ejemplo, la forma de generar empleo es siempre aumentado la incertidumbre sobre el mercado laboral: la trituración de los derechos básicos del Estatuto de los Trabajadores, destruyendo la influencia de los sindicatos de clase en toda Europa, rebajando el coste del despido negociación tras pacto, acuerdo tras consenso, y limitando los salarios medios que nunca suben aun en tiempos de bonanza, pese a las cuantiosas plusvalías de las empresas.

En las declaraciones públicas de Mariano Rajoy, el líder conservador, mantiene el mantra del abaratamiento por despido para incentivar la contratación. "La mejor política social es la que crea empleo", repite. Junto a una bajada de impuestos y no se sabe si ayudas directas para incentivar el consumo, semejantes a las que el gobierno socalista ha anunciado en diversos paquetes como el Plan E. Unos comentaristas piensan que si no explicita más que en líneas generales su programa económico es por la impopularidad que sus medidas pueden generar en el granero de votos de las clases medias bajas del que espera seguir pescando réditos electorales. Otros, en cambio, argumentan que con lo que adelanta ya nos indica que su discurso no ha realizado la necesaria autocrítica que la crisis económica mundial actual pide, sino que insiste en reducir el poder del Estado, otorgar mayores libertades de despido a las empresas privadas y reducir sus impuestos y, por supuesto, adelgazar la función pública de las empresas que aún no puedan privatizarse, que fue su recurso favorito para generar superávit.

Por ejemplo, en su destemplada crítica al anuncio del presidente Rodríguez Zapatero de limitar las desgravaciones fiscales por la compra de una primera vivienda a partir de 2011 cuando se supere un límite de ingresos, muestra a las claras que el ladrillo fue, es y tiene que ser su apuesta fuerte para invertir el sombrío panorama que tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y el parón del turismo y del consumo nos aguarda. No parece darse por enterado de la disfunción entre el parque de viviendas en alquiler y los propietarios de casas e hipotecados, respecto a los países más avanzados de nuestro entorno, que nos devuelve la imagen de la anomalía carpetovetónica. La sociedad de propietarios que soñaron se vende... pero no surgen compradores, demanda eficiente, que puedan pagar tan inflados precios.

Ni se escucha el mea culpa -el ladrillo ha propiciado ilegalidades a mansalva como las que denuncia el demoledor informe Auken de la eurodiputada danesa que trataron de boicotear grotescamente (y sin éxito) Psoe y PP en el europarlamento en un acto de patrioterismo de hojalata, delitos medioambientales a porrillo y el descrédito del país ante las naciones 'más maduras e industrializadas' para los que ¿éramos? su principal reclamo turístico como Alemania, Francia o Inglaterra- ni se rectifica el rumbo que nos lleva al atolladero: ante el descrédito mundial como un advenedizo con pies de barro, la sangría del paro desbocado, la crisis de puntos de vista críticos que alertasen sobre los riesgos contraídos. Con el 'lo que usté mande, Don Manué' como demostración de obediencia servil profesional estamos en el furgón de cola de las economías productivas, pese a las apariencias de modernidad y liberalidad.

Etiquetas: , ,

Counter
Site Counters