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viernes, septiembre 28, 2007

Inmobiliarias en problemas. Cuando las cuentas no salen

S. McCoy, Cotizalia- 28/09/2007

Aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Es así. Por mucho que se uno empeñe en ocultarla, la realidad, que es tozuda, acaba por imponerse en toda su crueldad. Como en el cuento infantil, algunas inmobiliarias pensaban que vestían, con la ayuda del sastre bancario, sus mejores galas, cuando, en realidad, estaban, y están, completamente desnudas. Muchos inversores, así lo anticipa ya la bolsa, han comenzado a darse cuenta. Y ellas también. Sudor frío. Misericordia, Dios mío, por tu bondad, gritan a las entidades financiadoras.

Insostenibilidad de balance. Tensión en la cuenta de resultados. Futuro negro por la coincidencia de tres factores: excesivo endeudamiento, mayor coste del dinero, menor valor del activo que lo soporta. Ahora sabemos para qué sirve el valor de tasación. Cóctel explosivo. Conclusión: cuentas de resultados abrasadas por el peso de los gastos financieros, compromisos de repago de deuda de difícil cumplimiento, necesidad de ventas anticipadas de producto para el que no hay demanda, amenaza de ejecuciones crediticias del prestamista. Por tu inmensa compasión, borra mi culpa, suplican.

Familiarícense con este concepto: funding gap o déficit de financiación. Ya sonó en su día como algo aplicable a la incapacidad de las empresas para hacer frente a sus compromisos de pensiones a los empleados, sobre todo en el mundo anglosajón. Ahora, ha aterrizado ya en España de la mano del sector inmobiliario. Llanera es sólo el primer eslabón de una cadena a la que todavía se unirán unas cuantas cuentas más. La esencia: ingresos por ventas y alquileres inferiores a los costes financieros que la empresa tiene que soportar. Suponiendo, eso sí, una utopía irreal de ausencia de costes operativos. Su efecto, no hace falta que servidor se lo explique a todos ustedes. A buen entendedor… Lava del todo mi delito, limpia mi pecado, exclaman.

Y no faltan las denominaciones de origen. Gallega. Inmobiliaria con suelo, fundamentalmente residencial en bruto, y sin apenas activos en renta adquirida con un endeudamiento desmesurado en importe y coste. Andaluza. Compañía con suelo y muchos activos en renta, insuficientes para hacer frente al servicio de la deuda, consecuencia de su fiebre compradora, en búsqueda perentoria de capital. Madrileña. Sociedad que aterriza en Portugal en una operación financiada al 100% en la que los intereses a abonar son hasta un 25% superiores a los ingresos derivados de los activos. Miren los balances, calculen los costes de financiación y echen cuentas. Ya lo decía Oscar Wilde: el mayor misterio del mundo está en lo visible. Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado, afirman compungidos.

¿Escuchará el sector bancario los lamentos (contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces) de unos damnificados que él mismo, con su laxitud crediticia, y gracias a los bajos tipos de interés, ha ayudado a crear? No les voy a dar yo la respuesta que hoy estoy holgazán. Continúa el salmo 50, en la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente. Pues eso. Ustedes mismos. Buen fin de semana a todos.

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