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sábado, septiembre 19, 2009

Los bancos fuerzan a Reyal Urbis a vender sus joyas de la corona

José Sánchez Arce/ expansion

Reyal Urbis, la inmobiliaria presidida por Rafael Santamaría, ha puesto a la venta una selecta lista de sus mejores inmuebles de oficinas, centros comerciales y hoteles.

Esta iniciativa es considerada como un gesto de buena voluntad ante sus bancos acreedores, en un momento en que las partes negocian la refinanciación de la deuda de la sociedad.

Entre estos inmuebles, figuran el centro comercial ABC de Serrano (antigua sede del diario ABC y portaestandarte de la compañía), el edificio Marcelo Spinola de Madrid (con inquilinos como Vodafone o Packard Bell), varios de los hoteles de la cadena Rafael, el Parque Empresarial Urbis Centre de Pozuelo de Alarcón (Madrid) y el edificio de oficinas Torrelaguna, sede de la auditora PriceWaterhouseCoopers en Madrid. El proceso de venta de varios de ellos arrancará previsiblemente esta semana, según han explicado a este periódico fuentes financieras.

A diferencia de otras operaciones de desinversión acometidas fallidamente por Reyal Urbis en los dos últimos años, este proceso de venta se realizará mediante un mandato a consultoras inmobiliarias de primer nivel, que lo canalizarán a través de un proceso ordenado en un mercado donde no abundan los compradores.

Este periódico no ha podido conocer la identidad de todas las consultoras inmobiliarias contratadas, si bien las fuentes financieras consultadas señalan que el mandato del ABC de Serrano ha sido otorgado a la consultora Aguirre Newman. Consultadas por este periódico, fuentes de Aguirre Newman declinaron hacer comentarios sobre información.

Deuda

A 30 de junio de 2009, la deuda de Reyal Urbis se elevaba a 4.825 millones de euros. De esta cantidad, más de 3.000 millones de euros están vinculados a los créditos sindicados suscritos en 2006 por Reyal para comprar Urbis a Banesto y ACS.

Con dos terceras partes de sus ingresos vinculados al mercado de la vivienda, la empresa acumula ocho trimestres consecutivos en números rojos. En 2008, las pérdidas ascendieron a 875 millones de euros, en buena medida como consecuencia de las provisiones realizadas por la depreciación de los activos.

A pesar de que, en octubre de 2008, el grupo ya obtuvo una refinanciación de su deuda, el progresivo deterioro del mercado residencial durante 2009 obligó a Reyal Urbis –al igual que al resto de sus competidoras supervivientes de la crisis– a llamar a la puerta de sus bancos para solicitar una nueva reestructuración de los pagos de la deuda.

La percepción de la longevidad de la crisis ha empeorado desde el año pasado. La banca ha terminado por admitir que la primera ronda de refinanciación de deuda de grupos inmobiliarios como Reyal Urbis, Colonial, Metrovacesa y Afirma, entre otros, fue cerrada en falso por un excesivo afán voluntarista y, ahora, quiere acuerdos realistas y rigurosos.

Sentados nuevamente en la mesa de negociaciones, los bancos, liderados por Santander, han pedido a Reyal Urbis que el esfuerzo sea, esta vez, compartido. Un quid pro quo por el que la inmobiliaria ha tenido que vencer sus lógicas resistencias a desprenderse de varios de los inmuebles más emblemáticos, aquéllos que le proporcionaban unos ingresos recurrentes y estables, aunque, pese a todo, insuficientes para afrontar la pesada losa de sus gastos financieros.

Esta operación, en definitiva, anticipa un proceso desinversor de mayor envergadura a escala sectorial. Uno de los más graves inconvenientes que afrontarán las inmobiliarias a la hora de vender sus activos es que se verán obligadas a aceptar precios de venta comparativamente más bajos en relación a los habrían obtenido hace dos años, cuando empezaron a ver las orejas al lobo.

En este sentido, los expertos esperan una revitalización del mercado de operaciones de compraventa de inmuebles a finales de 2009. En Madrid y Barcelona, los descuentos de estos activos rondan ya el 50% en relación al segundo anterior al big bang inmobiliario del año 2007.

Claroscuros y concursos de acreedores

El proceso de refinanciación de deuda de Reyal Urbis, que arrancó el pasado mes de mayo, ha coincido en el tiempo con las negociaciones de reestructuración de deuda de Afirma, Realia, Renta Corporación, San José y Colonial (ya firmados), Metrovacesa (en proceso de negociación) y Nozar, que la semana pasada declaró el concurso de acreedores, después de cuatro infructuosos meses de conversaciones con sus bancos acreedores.

Precisamente, el pasado jueves, el juez admitió a trámite el concurso de Nozar, nombrando a la Agencia Tributaria como administrador concursal en calidad de acreedor, como adelantó EXPANSIÓN en su edición de ayer. El concurso de Nozar, que se suma a los de Martinsa Fadesa, Habitat, Cosmani, Tremón, Aifos y un largo etcétera, ha puesto en duda en los últimos días la voluntad de muchas entidades financieras de seguir sosteniendo a estos grupos, en muchos casos, artificialmente.

El control momentáneo de la morosidad de los bancos en tasas controlables puede jugar en contra de las inmobiliarias. No obstante, con la excepción de Nozar, los grandes grupos inmobiliarios han superado estos segundos procesos de refinanciación con éxito, a la espera del resultado de las negociaciones de Reyal Urbis y Metrovacesa.

La primera preveía tener cerrado el acuerdo a finales de septiembre, mientras que la segunda espera alcanzarlo en el último trimestre del año. En este último caso, las perspectivas parecen más despejadas al tener dentro del capital accionarial a seis entidades financieras.

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