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martes, octubre 14, 2008

José Manuel Galindo (Presidente de Asprima): “Los promotores pensábamos que podíamos autorregularnos, pero ha sido imposible”

Fátima Martín/ cotizalia

José Manuel Galindo Cueva, presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (ASPRIMA) desde 2007, está muy orgulloso de su profesión de arquitecto. A diferencia de otros predecesores en su cargo, como Rafael Santamaría, presidente a su vez de Reyal Urbis, el violento estallido de la burbuja inmobiliaria no le ha pasado factura a su actividad. Galindo se perfila como el nuevo presidente de la Asociación de Promotores y Constructores de España (APCE), tras la dimisión de Guillermo Chicote. Este último afirmó el jueves pasado: “Que nadie espere que el precio de la vivienda baje un 30% ó un 40%, porque antes, los promotores prefieren regalarle las viviendas a un banco”. Galindo, por su parte, en una entrevista a El Confidencial, aseguró que “No es verdad que los promotores no estén dispuestos a bajar los precios. No hay nadie que no ponga un precio para vender. Se explica mucho más que no se venda a que no haya dinero. Si hubiera dinero, los precios serían los que la gente está dispuesta a pagar. No hay precios de referencia porque no hay dinero”.

P.- ¿Cómo se encuentra el sector inmobiliario?

R.- La situación en general no está bien. Al principio era una crisis inmobiliaria, muy localizada. Pero ya es financiera y económica. El aumento de la morosidad en EEUU ha derivado en una crisis sistémica. En el sector inmobiliario era necesario un ajuste y por el aumento de precios, el ajuste está siendo mucho más abrupto. Para que se compre vivienda hace falta que la gente trabaje y que el banco dé dinero. Hay oferta y también hay demanda. Lo que falta es capacidad de compra. La demanda está embalsada, pero eso tiene un plazo.

P.- ¿Se ve la luz al final del túnel?

R.- La luz al final de túnel aparecerá, seguro. Lo difícil es predecir en qué momento y con qué intensidad lo va a hacer. Porque la liquidez en el mundo existe, pero no está en las entidades financieras. Está en fondos soberanos de países productores de materias primas, o en fondos oportunistas. Ahora mismo, las que están en crisis son las entidades financieras. Lo que hay es falta de liquidez y falta de fluidez del dinero.

P.- ¿Hacia dónde se encamina el sector?

R.- Queremos ser un sector industrial maduro. Cuando salgamos de esta situación, el orden nuevo que saldrá será distinto. Habrá más profesionalización, más transparencia y más información. Lo ideal sería encaminarnos hacia un escenario de estabilidad. Ahora el alquiler es una fórmula que se va a incrementar.

P.- ¿Qué se puede aprender de esta crisis?

R.- Las crisis nunca son buenas, pero pueden dar enseñanzas. Una lección a nivel de sector es que somos vulnerables. Los promotores pensábamos que éramos capaces de autorregularnos, pero ha sido imposible. Dependemos absolutamente del crédito. Y ahora resulta que el sistema financiero también es vulnerable.

P.- ¿No ha habido excesos en los años del boom?

R.- ¿Qué podría hacer una empresa que recibe todo el dinero a tipos reales negativos, con crecimiento de demanda y de productividad? Sustraerse a esa realidad era realmente difícil. La lógica empresarial empujaba a crecer. De ahí vienen los excesos. Como institución, desde Asprima hemos lanzado mensajes de información, pero nunca tienes la influencia sobre la información empresarial. Nadie sabía lo inflado que el sector pudiera estar. Además, el activo inmobiliario se distinguía de un activo financiero. Llegó un momento en que el activo inmobiliario se convirtió en un activo financiero y en un bien de inversión. Ahí se rompió la lógica. Y además hubo excedentes de producción. No se compraba la vivienda para vivir sino para invertir.

P.- ¿Qué pasa con los precios de la vivienda?

R.- No es verdad que los promotores no estén dispuestos a bajar los precios. No hay nadie que no ponga un precio para vender. Se explica mucho más que no se venda a que no haya dinero. Si hubiera dinero, los precios serían los que la gente está dispuesta a pagar. No hay precios de referencia porque no hay dinero. Los datos de precios del INE son datos de notarios. Es decir, las transacciones se han hecho a estos precios. Pero son operaciones formalizadas hace tiempo.

P.- ¿Esta situación no era previsible?

R.- ¿Se puede prever lo imprevisible? Yo no sé las circunstancias de cada empresa. Era difícil prever las variables que se manejaban. Aquí se han roto los esquemas. Lo que creíamos que era un problema inmobiliario resulta que lo que ha fallado ha sido el sistema financiero. Era difícil de prever que la salida iba a ir más allá de los límites del propio mercado. Nos han contaminado de otros sitios.

P.- ¿Tiene sentido la existencia del G-14, cuando ya existe la APCE?

R.- El G-14 está ahí. Todos conocemos las empresas que lo han configurado. Plantea soluciones lícitas para sus miembros, para resolver problemas específicos. La mayoría son cotizadas que tienen intereses comunes. Es más fácil buscar puntos concretos entre una docena de empresas que entre más.

P.- ¿Cuáles son las necesidades más acuciantes de las inmobiliarias?

R.- Hay que producir y vender. Y se produce muy poco. Hay stocks y no se produce. Si no produzco y no vendo, no genero ingresos. Además, estoy apalancado. La solución pasa por refinanciar deuda ajustando plazos y tiempos con la maduración de la producción inmobiliaria y la generación de dinero. Pero lo que pasa es que no se negocia con una entidad, sino con 25. De todos modos, el sector más apacalancado es el financiero.

P.- ¿Qué le pide el sector al Gobierno?

R.- Hay que hacer un análisis de coste-beneficio. Que los beneficios que se obtengan de inyectar liquidez en un sistema sean superiores al coste. El Estado no sólo tiene beneficios y costes económicos, sino también sociales (como el empleo). ¿Qué tenemos aquí en juego? Eso es lo que se debe valorar. El Gobierno era al principio muy reticente a ayudar, pero ya no se piensa en medidas para ayudar al sector, sino a las personas. Nuestro sector es generador y destructor de empleo. Y tiene un efecto arrastre tremendo. A nosotros no nos importa que las medidas que se vayan a implementar se hagan a través de otro sector, porque si funcionan, nos comprarán casas. Hay medidas en nuestro sector que son muy eficientes para las personas. Los beneficios son mayores al coste. Pero hay que dimensionarlo. El ICO busca inyectar liquidez al sector financiero. En un primer paso, la política de Vivienda tiende a potenciar que se vendan o se alquilen las que hay.

P.- ¿Qué le parecen la privatización de las ganancias y la socialización de las pérdidas?

R.- Es una de esas frases célebres que quedan bien. No es así, no la comparto. El que esté dispuesto a ganar tiene que estar dispuesto a perder. Pero no interesa a nadie decir ahora que tú, porque has sido malo, vas a ir al infierno.

P.- ¿Cómo encara la futura presidencia de la patronal APCE?

R.- La APCE no me sustituye aquí [en ASPRIMA]. Las instituciones maduran también. Ahora acaba el mandato de Guillermo Chicote. Estamos cambiando de escenario. Lo mejor es que el cambio sea natural. Nos hemos dado cuenta de que la APCE necesita liderar algo en donde todo el mundo empuje a la vez. Trabajar conjuntamente con otras asociaciones. Llevamos hablando con Barcelona desde principios de año. Estamos en pleno proceso de maduración. Las circunstancias son nuevas. La huella la impones aunque no te des cuenta.

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