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martes, octubre 07, 2008

España se compromete a inyectar liquidez y garantizar los depósitos

C. Pérez/ M. Á. Noceda/ elpais
Foto: Uly Martín


Una vez hecha pedazos la frágil unidad europea y en pleno ataque de pánico en las Bolsas, las soluciones nacionales al huracán financiero alcanzaron ayer a España. Tras una reunión de emergencia con seis entidades, el Gobierno reiteró el mantra que ha repetido en las últimas semanas -con un mensaje sobre la solvencia de la banca española a pesar de los problemas de liquidez generalizados en Europa-, y anunció medidas ante el riesgo de quedarse rezagado por las decisiones que están tomando otros países, casi a la desesperada, para proteger a sus bancos.

Hay dos apuestas claras: elevar la garantía de los depósitos de los bancos españoles con carácter inmediato -para tranquilizar "a los ciudadanos y a las empresas", según el Gobierno, tal y como han hecho ya otros países-, y el compromiso de inyectar liquidez, ante la sequía de dinero contante y sonante que empieza a ahogar a la banca y, como consecuencia, al conjunto de la economía española. El Ejecutivo elevará esas propuestas a las instituciones europeas, pero las pondrá en marcha unilateralmente si no hay acuerdo.

Zapatero afronta una semana agitada con la crisis como trasfondo sombrío. Tiene previsto verse con el líder del PP, Mariano Rajoy; con la patronal y los sindicatos, y en el plano internacional con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que el pasado domingo no le invitó a una reunión con Alemania, el Reino Unido e Italia para buscar soluciones conjuntas -con escaso éxito- a la crisis. Pero antes quería información del sector más afectado. En la reunión no estaban todos los que son, pero sí algunos de los más representativos: Santander (Alfredo Sáenz), BBVA (Francisco González), Popular (Ángel Ron), La Caixa (Isidre Fainé), Caja Madrid (Miguel Blesa) y Unicaja (Braulio Medel).

El encaje de las medidas consensuadas con los banqueros no es
sencillo. El Ejecutivo evitó ayer dar una cifra sobre el incremento de la cobertura del Fondo de Garantía de Depósitos, hasta ahora de 20.000 euros por persona y banco. Prefiere esperar a la decisión del Ecofin, que a partir de mañana elevará esa cuantía (previsiblemente muy por encima de los 40.000 euros que proponía hasta ahora Bruselas) ante las medidas anunciadas por media docena de países, que garantizan ya la totalidad de los depósitos. La banca española, según asistentes al encuentro, teme que esas decisiones unilaterales provoquen un trasvase de fondos hacia los bancos de países -sin ir más lejos, Portugal- con más garantías.

En cuanto a la liquidez, el objetivo es aún más complicado. El Gobierno elevará una propuesta para que el Banco Central Europeo (BCE) inyecte fondos a plazos más largos, de entre dos y tres años. El BCE viene engrasando el sistema desde el inicio de la crisis financiera, el pasado verano, con miles de millones de euros, pero a plazos muy cortos. Concede préstamos que los bancos tienen que devolver al cabo de unos días o, como máximo, seis meses. La crisis arrecia y eso es insuficiente ante el actual estrés en la banca, cada vez más dependiente de esas subastas ante la ausencia total de mercado interbancario.

Si el eurobanco que preside Jean-Claude Trichet no pone en marcha esas inyecciones, el Gobierno se reserva alternativas de emergencia: compra de activos hipotecarios por parte del Tesoro, emisión de bonos, titulizaciones bancarias avaladas por el Estado o fórmulas alternativas para evitar que el sistema se colapse por falta de liquidez. Alfredo Sáenz expuso algo parecido a lo que hace el Reino Unido: canjear titulizaciones hipotecarias por deuda pública. Pero fuentes financieras insistían ayer en que la prioridad es que el BCE amplíe los plazos de sus subastas antes que adoptar soluciones perjudiciales para la imagen exterior de España y su sistema bancario.

La reunión causó cierta extrañeza, cuando no malestar por las ausencias; unas obligadas, otras no. A un lado de la mesa, junto a Zapatero no estaba el vicepresidente Pedro Solbes, de viaje en Luxemburgo en la cumbre del Eurogrupo, y sí el director del gabinete de Presidencia, José Enrique Serrano, y Javier Vallés, director de la Oficina Económica. Tampoco estaba el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, uno de los interlocutores habituales de Zapatero ante la virulencia de la crisis y al tanto de las posibles medidas que haya que tomar.

Tampoco fueron invitadas las patronales de los bancos (AEB) y cajas de ahorros (CECA); ni acudió el presidente del Santander, Emilio Botín, también de viaje. Pese a las informaciones sobre la reunión que aparecieron durante el fin de semana, la convocatoria oficial se hizo entre la noche del domingo y la misma mañana de ayer. Desde el jueves y a raíz de la reunión de Sarkozy con los banqueros franceses se especuló con un encuentro parecido. Fuentes del sector bancario se cuestionaban ayer la oportunidad del encuentro, por la interpretación que pueda hacerse "especialmente en el exterior, donde se compara a la banca española con la de otros países con serios problemas".

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