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lunes, abril 14, 2008

Figueras (Habitat): “Las ayudas de la Administración para vivienda protegida son contraproducentes”

F. Martín/ C. Hernanz/ cotizalia

Llegó al Salón Inmobiliario de Madrid (SIMA) con mejor semblante que otros. Bruno Figueras es un hombre más relajado desde que Habitat cerró la refinanciación de su deuda de 1.600 millones de euros. Sin embargo, vive con la intranquilidad de no vislumbrar en el horizonte dónde acaba la actual crisis del ladrillo. Se consuela, sin embargo, pensando que 2008 sólo habrá uno y que los años venideros no serán peores que éste. Y mientras tanto, para capear el temporal de la mejor manera posible, toca agudizar el ingenio y recurrir al marketing más agresivo para tratar de vender casas.

Sin embargo, tampoco en esta materia Figueras parece un inmobiliario al uso. De entrada, su compañía no pertenece al G-14, el lobby constituido por los principales ladrilleros del país. El empresario catalán no cree en la interlocución con la Administración como alternativa para sortear la actual coyuntura negativa. Es más, está convencido de que el Gobierno no tiene que intervenir ni en la vivienda libre ni en la protegida (VPO).

“No estoy de acuerdo con un fenómeno de subvenciones que permite solucionar el problema de forma coyuntural pero que es contraproducente a largo plazo, tanto para el sector como para el país”, explicó a este diario en un breve encuentro en el transcurso del SIMA. Y eso, a pesar de que Habitat tiene en su cartera promocional “bastante” vivienda protegida. “No se puede establecer un sistema de garantías basado en una estructura de precios bajos contra el mercado”, subrayó rotundo. “Nos parece que las ayudas no han de hacerse al producto, sino a la persona”.

Más allá de su opinión sobre las políticas públicas que deberían realizarse en el sector, Figueras teme por la rabiosa actualidad. “A corto plazo lo vemos negro. Este año nos parece dificilísimo, especialmente para la vivienda vacacional en costa”. Sin embargo, merece la pena mirar ya hacia 2009, porque “aunque ahora parezca muy sombrío, la realidad puede mostrar que finalmente no es así”.

De manera algo paradójica, a pesar de la sequía compradora, el presidente de Habitat no cree que los precios de los pisos vayan a tener grandes descuentos. “Bajarán algo, no sé si a futuro o si han bajado ya, pero lo que no vemos son caídas medias del 25% nominal”, afirma con un gesto de convencimiento. En su caso, las rebajas máximas alcanzan quitas del 15%, siempre dependiendo del estado en que se encuentren las promociones.

"Nos vino muy bien ser los primeros en refinanciar"

Como otros inmobiliarios, Figueras considera que existe necesidad de compra, pero que no se traduce en demanda. “Más bien lo que hay es un problema financiero y de expectativas”, puntualiza de manera didáctica. “En realidad, son los bancos quienes están desincentivando las compras. La situación no puede seguir así mucho tiempo, a menos que los bancos caven su propia tumba y la de todos. De seguir así, se convertirán en inmobiliarias aunque, como ha ocurrido históricamente, volverán a ganar mucho dinero”.

De todas maneras, Habitat no puede quejarse del papel que han jugado bancos y cajas para que pueda seguir con vida. “Es cierto que nos vino muy bien ser los primeros en refinanciar, porque la banca no quería enfrentarse a la cola de los acreedores”, recuerda con cara de alivio, después de dos duros de meses de tira y afloja. “Salvo Barclays, toda la banca –con La Caixa a la cabeza- nos ha apoyado muchísimo. Siempre mirando por sus intereses, claro, porque pagamos más comisiones de las que nos gustaría. Pero en todo caso su actuación ha sido muy honesta”.

De no haber sido de los primeros, quién sabe si Habitat hubiera tenido que recurrir a la cada vez más popular solución de la solicitud del concurso de acreedores. “Esta fórmula tiene alguna ventaja, porque lo congelas todo (créditos), pero te pone en una situación difícil de cara a clientes y proveedores”, mientras recapitula entre los pros y contras de esta alternativa. “No puedes olvidar que, de entrada, te corta el acceso a créditos adicionales. Es una especio de salvavidas al que agarrarte mientras esperas a que el mercado se recupere”.

Lejos de anhelar tiempos pasados, cuando Habitat era una inmobiliaria familiar, Figueras no se arrepiente de haber comprado a Ferrovial. “Lo volvería a hacer, pero de otra forma. En su momento compramos activos buenísimos, urbanos, en fases avanzadas de tramitación, a buen precio, y una compañía bien organizada”, enumera de forma precisa. “Hoy día no conseguiríamos financiación, pese a que ahora es más necesaria que nunca. Compramos un 27 de diciembre de 2006 por 1.700 millones de euros a través de 8 bancos y cerramos finalmente la financiación un 28 de marzo con 38 entidades que estaban dispuestas a prestarnos 4.200 millones. Ni hoy, ni siquiera un mes más tarde, conseguiríamos nada”.

Otro de los disgustos generados por la operación Habitat-Ferrovial pudo costar a Figueras su amistad con los inversores vip que incluyó en la parte final del proceso. “Los necesitaba para comprar”, apunta lacónico, sin asomar rencores por la actitud crítica que han mantenido, ni por haberse colocado como acreedores, “pues yo haría lo mismo”. Por el momento, reconducida la situación, el empresario catalán mantiene una interlocución fluida con José Antonio Castro (Hesperia), que actúa a modo de portavoz de todo el grupo (Dolores Ortega, Emilio Cuatrecasas, Leopoldo Rodés e Isak Andic). Aún así, el pelotazo imaginado no será el que imaginaban.

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