Denuncias por vivienda

Contra la vivienda indigna. V de Vivienda. Todos juntos podemos.

lunes, febrero 19, 2007

Huelga de hambre por un piso

Gabriel Fuertes reivindica un alquiler de vivienda digno que le permita vivir

Lleva 25 días en huelga de hambre en la parroquia de San Agustín, pero aún mantiene el sentido del humor y esboza una gran sonrisa cuando recibe una visita. Se llama Gabriel Fuertes, tiene 58 años y cobra una pensión de 600 euros, con la que tienen que vivir él y su mujer. “Si pagábamos el alquiler –ascendía a 520 euros–, no comíamos, y si queríamos comprar comida, no podíamos pagar la mensualidad”, esplica a Metro un hombre que ya ha perdido casi cinco kilos.

Alquiler más bajo

Y es que lo único que pide Gabriel, Gabri para la familia, es un lugar en el que poder vivir pagando un alquiler que le permita llegar a fin de mes. Su lucha comenzó hace muchos años y asegura que si ha tomado una decisión tan drástica, es porque ha agotado todas las vías posibles. “He acudido a los Servicios Sociales y he pedido todo tipo de ayudas, pero no he conseguido nada. No estoy en huelga de hambre por capricho”, cuenta desde la sala de contadores de la parroquia, donde duerme por las noches.

Y no es para menos, porque si una huelga de hambre es dura de por sí, en el caso de Gabriel las cosas son mucho más complicadas, ya que le han tenido que realizar tres perforaciones de estómago y le han extraído parte del colon. Aun así, afirma que se siente con fuerzas para aguantar todo lo que sea necesario: “Sé que me la estoy jugando, pero mi situación es desesperante”. Él es pensionista por minusvalía desde hace 20 años y su mujer no encuentra trabajo ni tiene derecho a paro.

La lectura y el yoga

Para hacer frente a sus largos días de ayuno, Gabi lee varios periódicos, escucha la radio, practica yoga y, además, escribe un diario en el que plasma todos sus sentimientos. En todo este tiempo ha perdido casi cinco kilos y ha bajado tres tallas de pantalón. Para coger fuerzas, lo único que toma es agua con azúcar y zumos de limón, y cada nueve días recibe la visita de un médico. Le cuesta dormir y dece que la sensación de hambre es insoportable, pero que no se va a rendir. A. SORIA

Diario Metro, edición de Madrid, lunes 19 de febrero de 2007, pág. 7.

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