Denuncias por vivienda

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jueves, diciembre 14, 2006

Las barbas del vecino

En una Región donde, según recoge EL PAÍS, hay ya 24 expedientes de corruptelas urbanísticas sobre la mesa del fiscal-jefe Manuel López Bernal, la acelerada dimisión del fiscal anticorrupción José María Alcázar es una preocupante noticia. Ya lo era la versión que recogíamos de un ciudadano murciano que, con lo que estaba cayendo en la Región, se asombró de ver a Alcázar paseando, de buena mañana, a su perro. Y eso, quiérase o no, no casaba con la multitud de asuntos que se apilaban sobre la mesa de López Bernal. Tampoco podía justificar tan despreocupado gesto (el de pasear a su chucho tranquilamente en horas laborables) el que a Alcázar se le hubieran asignado, de urgencia, la investigación de no más de dos expedientes, el de Novo Cartago y el de las torres de alta tensión del paraje de ‘Los Mazos’, en Archena.

Algo huele a podrido en la precipitada salida de Alcázar de la fiscalía anticorrupción. No parecen justificadas las reiteradas alusiones de éste a que investigaría sólo lo que estrictamente le indicara, desde Madrid, el fiscal general del Estado Conde Pumpido. Tampoco las aireadas tensiones con quien le aupó a l cargo, el fiscal-jefe de Murcia. En la acelerada salida de la fiscalía anticorrupción murciana de Alcázar parecen planear otras sospechosas sombras. Tras unas semanas en que se aireaban inminentes rumores de detenciones de conocidos personajes de la construcción, de la política, y posiblemente de algún que otro más de las finanzas regionales, tras el gesto de Alcázar parece adivinarse una más que probable presión del ‘lobby’ regional del ladrillo, en evidente clara complicidad con otras altas instancias del Estado –en la medida en que las investigaciones en curso podrían afectar también a algunos alcaldes socialistas-, para salvar los muebles no sólo de un gobierno regional a la deriva, a pocos meses de la contienda electoral, y que se muestra con evidentes síntomas de descomposición interna, sino también para dilatar en lo posible la afloración de escándalos que podrían salpicar, también, a la credibilidad electoral del partido que se postula para el relevo electora l en la Región.

Y es que Murcia podría haber sido, con carácter inminente, la Región en la que, tras los escándalos de Marbella (región en que, no olvidemos, gobierna el PSOE) y los de Andratx (Baleares), en manos del PP, la segunda región gobernada por el PP en la que este partido hubiera sufrido un descalabro evidente. Y eso es demasiado para la cúpula que maneja los hilos desde la calle Génova. Sobre todo tras el lamentable espectáculo del enfrentamiento entre el alcalde de Madrid, Ruiz Gallardón, y la presidenta de esta comunidad, Esperanza Aguirre, a propósito de la presentación del libro en que ésta acusaba directamente al alcalde de Madrid de estar al tanto de la trama transfuguista habida en aquella comunidad. Desde Génova son conscientes del peligro de la caída en picado del PP en esta comunidad si se destapan a tiempo ciertos temas. Que son muchos. Y se trataría de ganar tiempo.

No menos preocupación debe atenazar desde Ferraz a los dirigentes de un partido que, en materia urbanística, predican una cosa y observan, con preocupación, cómo algunos de sus alcaldes en la Región (Los Alcázares, La Unión, Calasparra, Lorca…) practican o han venido practicando lo contrario. Vistas así las cosas, la salida de José María Alcázar habría servido para ganar tiempo. Aunque mucho nos tememos que, dada la multiplicidad de asuntos de corrupción que involucran directamente al gobierno regional, a sonados cargos del PP en el consistorio murciano, y a muchos alcaldes socialistas de la Región, y que están siendo objeto de investigación, el varapalo que espera a ambos partidos, de cara a la credibilidad de ambos sobre el cuerpo electoral, es sólo una cuestión de tiempo. Y es que, “cuando las barbas de tu vecino veas…”
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EN MOLINA, A REMOJÓN

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