Denuncias por vivienda

Contra la vivienda indigna. V de Vivienda. Todos juntos podemos.

jueves, septiembre 03, 2009

Lo demás

Joaquín Araujo/ del blog 'Tierra'/ elmundo

En lo cerrado lo abierto cabe. Obvio, aunque profusamente olvidado por los incluidos. También abandonó nuestra memoria aquello de que, en lo concluso y con claros límites como nosotros mismos y nuestras obras, no puede entrar lo inmensamente ilimitado. La deseable reciprocidad, que hace funcionar lo esencial del mundo, se da de bruces con este muro infranqueable. De ahí la incongruencia de que demasiados consideren menor a lo que nos incluye pero que no podemos a su vez incluir, es decir, a lo mayor. A no ser, claro, que se sea Walt Whitman o se pretenda alcanzar su lúcida sensibilidad. Que de eso se trata, al menos cuando no se extravía como ahora en el sinsentido de querer vivir sin la vida la sociedad.

Contener multitudes, inmensidades, procesos y ciclos, resulta ciertamente imposible para quien es la causa de los mismos. Igualmente inalcanzable debería de ser el contrario: la degradación. Pero venimos ejerciendo de fuerza cósmica y alcanzamos, sin duda, este último imposible. No podemos abarcar a la biosfera, ni sus infinitas variedades de vida, mucho menos podemos hacerlas funcionar desde los imperativos de nuestra voluntad, ni reponerla en los términos y aspectos que tiene o tuvo. Aunque sí podemos borrarlo todo del mapa. Nuestro poder de aniquilación es tan vasto que podemos aniquilar todo. Nuestra capacidad de construcción resulta muy limitada en comparación con lo que nos ha hecho posibles.

De ahí que lo abierto, allí donde cabe todo lo demás tenga como primera seña de identidad la más olvidada: resulta manifiestamente insustituible. Sin embargo, es remplazado por algo o mucho de clarísimo menor valor, peores prestaciones y escasa fiabilidad.

Por eso, si no te nubla la arrogancia de pretender competir con la historia de la vida y los miles de millones de años de procesos evolutivos, comienzas a comprender a lo demás, que es precisamente lo que a ti te comprende. Entonces sí cabe la reciprocidad, esa que los poetas y los músicos consiguieron expresar para que todos nosotros aprendiéramos a valorar lo demás: toda la vivacidad.

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