La Ley de las Grandes Coaliciones

Ramón Pérez-Maura/ abc

Alemania tiene un peculiar sistema electoral que permite celebrar tres elecciones regionales a menos de un mes de las generales. Es lo que tiene ser una república federal. Y las elecciones en este contexto son buen termómetro de lo que puede avecinarse el próximo 27 de septiembre.

En todas las encuestas para los comicios del 30 de agosto aparecía la gobernante CDU de la canciller Merkel como clara favorita. Pero sólo en Sajonia logró mantener expectativas de gobierno con los liberales. En Turingia y Sarre pasó de cómodas mayorías absolutas a la expectativa de una oposición sin paliativos. Lo interesante es que en ambos estados el beneficiado no ha sido el tradicional partido alternativo, el socialdemócrata SPD, sino el más extremista La Izquierda (Die Linke), que en Turingia sacó un tercio más de escaños que el SPD.

La conclusión es evidente. Las grandes coaliciones como la que hoy gobierna Alemania entre democristianos y socialdemócratas sólo se justifican para situaciones de grave crisis nacional. Si no se da ésta, cualquier alternativa es mejor. Si hoy hay una gran coalición en Alemania es porque los socialdemócratas no supieron digerir su derrota en el otoño de 2005. Y su afán por aferrarse al poder forzó la gran coalición de los dos principales partidos.

Una gran coalición obliga a hacer una política de contención, sin grandes alharacas. Y esas políticas, con frecuencia, son las que no contentan ni a unos ni a otros. Y esos descontentos tienen que buscar alternativa en los partidos minoritarios -que con frecuencia son los radicales. Los beneficiados esta vez son tanto La Izquierda como el centrista liberal FDP que nada tiene de extremista. El SPD ha visto mermar sus votos a costa de La Izquierda, surgida de una escisión en sus entrañas, pero creen tener expectativa de tocar poder y están contentos. Fino análisis del minuto y resultado.