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miércoles, septiembre 02, 2009

Debacle conservador en las regionales del Sarre y Turingia

Rafael Poch/ lavanguardia

A cuatro semanas de las generales del 27 de septiembre, la Canciller Angela Merkel ha perdido la mayoría y el gobierno en dos regiones que pasarán a la izquierda. Se trata del Sarre (un millón de habitantes) el más pequeño Land de Alemania occidental, y de Turingia (2,3 millones), una región del este que perteneció a la antigua Alemania comunista (RDA) hasta la reunificación de 1990.

El domingo Merkel sufrió en ambas un retroceso de 12 puntos y no podrá recuperar la mayoría ni siquiera mediante una coalición con los liberales del FDP, un escenario posible en Sajonia. Ese es el guión principal de Merkel para las generales del 27 de septiembre.

Los sondeos le dan una holgada ventaja sobre el segundo partido del espectro alemán, los socialdemócratas (SPD): 37% frente a 22%. Sumando los votos liberales eso debía alcanzarle para una nueva mayoría en Berlín. A cuatro semanas de la gran consulta, tal escenario ha pinchado. Una buena noticia para la izquierda. Excelente, en primer lugar para el partido de La Izquierda de Oskar Lafontaine (Die Linke), integrado a medias por tránsfugas del SPD del oeste y ex comunistas del este.

Esta formación, sin análogos en Europa por su peso electoral, ha irrumpido en el Sarre multiplicando por ocho sus últimos resultados: un 21,2% que representa un avance de 18,9% puntos. Es verdad que el partido ha puesto toda la carne en el asador al presentar como cabeza de lista al propio Oskar Lafontaine, un político a la vez experto y ambicioso que pone nerviosos tanto a la derecha como, sobre todo, a los socialdemócratas que temen perder aun más clientela a su costa.

Lafontaine fue Presidente del Sarre entre 1985 y 1998, Presidente del SPD y en 1990 fue el candidato socialdemócrata a la Cancillería. También es una buena noticia para el SPD, un partido deprimido por los pronósticos de su baja intención de voto a nivel federal y el escaso gancho de su candidato, el vicecanciller en al actual gobierno de coalición con Merkel, Frank Walter Steinmeier.

Si Merkel tiene una popularidad del 56%, Steinmeier sólo del 18%. Arrebatando dos gobiernos regionales a Merkel tan cerca de las generales, el SPD puede alterar ese estado de ánimo deprimido y repetir la escalada que hicieron hace cinco años con Schröder y les llevó al actual gobierno de coalición. Tal gobierno no ha funcionado mal, y aunque nadie lo diga oficialmente, continuar con la fórmula puede que sea el deseo secreto de ambos.

Tanto en Turingia, donde Die Linke es la segunda fuerza (27%) como en Sarre, a los socialdemócratas y a la Izquierda les faltaría un escaño para la mayoría, lo que parece condenarles a incluir a los verdes en su eventual coalición. La ironía aquí es que tal escenario podría repetirse a nivel federal el 27 de septiembre y el problema es que el SPD dice que una cosa es aliarse con Lafontaine y los suyos en las regiones, y otra muy diferente hacerlo en el gobierno de la nación.

En Alemania la verdadera divisoria política es la actitud hacia la OTAN y la guerra de Afganistán, de donde quieren irse el 60% de los alemanes. Solo la Izquierda de Lafontaine aboga por la salida de la OTAN y de Afganistán, lo que la sitúa fuera de la corrección institucional tal como se entiende hoy en Europa.

Ni el SPD, ni los verdes, que en 20 años se han convertido en un partido "respetable", tragan con eso, por lo que la coalición "rojo-rojo-verde" es improbable a nivel federal. Eso sugiere que, aunque no lo digan, la continuidad de la actual coalición CDU/SPD en el gobierno nacional de Berlín podría ser el escenario más probable.

De momento, el secretario general de la CDU, Rudolf Pofalla, ha valorado estas regionales como "duras pérdidas", mientras que Steinmeier, habla de una "señal" de cara a las generales.

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