Denuncias por vivienda

Contra la vivienda indigna. V de Vivienda. Todos juntos podemos.

viernes, octubre 17, 2008

Un cambio de paradigma

Aleix Vidal-Quadras/ larazon

La crisis financiera global se ha llevado por delante bancos de inversión, compañías de seguros, millones de empleos, una cuadrilla huidiza de presidentes ejecutivos blindados de oro y toda una época de tipos de interés irrisorios, frenesí constructor y malabarismos creativos de títulos de deuda envenenados. Los días de vino, rosas y bonus de leyenda se han terminado. Un viento helado sopla sobre las ruinas de los templos de Wall Street mientras la banca vuelve a ser, oh maravillas del túnel del tiempo, subrepticiamente nacionalizada. Pero es bien sabido que los desastres representan también oportunidades para los mejor dotados y más capaces de adaptarse. Por eso, una determinada escuela de pensamiento en el Partido Popular imagina ronroneante que de los escombros de un socialismo abrumado por la debacle surgirá impetuosa el ave fénix de su victoria electoral. Yo no tengo nada contra el optimismo, pero siempre que vaya acompañado del acierto y de la acción. Hace un mes y medio, la primera fuerza de la oposición presentó una batería de medidas para recuperar la confianza de la economía española voluntariosamente denominada «La alternativa económica del PP». Eran propuestas sin duda en la dirección correcta en los campos de la fiscalidad, de la austeridad de la Administración, de la transparencia, de la creación de empleo, de la lucha contra la inflación y de la unidad de mercado. Por desgracia, el estrépito de acontecimientos posteriores las ha sepultado en el olvido no porque no fueran adecuadas, que lo eran y lo son, sino porque no atacaban la raíz del problema que padecemos. La situación que nos aflige no se arregla con iniciativas correctoras del statu quo imperante. Exige, en efecto, un nuevo paradigma que a su vez implica el riesgo de herir sensibilidades, derribar dogmas y desvelar verdades desagradables. Para ello se necesita coraje, capacidad de convicción, ambición intelectual y estatura política. No son momentos para ver pasar los acontecimientos, hay que correr más que ellos hasta rebasarlos y domarlos en un rodeo que doblegue por fin a la fiera que nos cornea cada día en los parqués.

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