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jueves, junio 05, 2008

Los auditores suben la tensión inmobiliaria

L. Junco/ expansion

Las cuentas del sector del ladrillo ponen de manifiesto las dificultades para continuar con el negocio. Mientras, las garantías demandadas por las empresas incrementan el número de auditorías de las promociones.

Las inmobiliarias han sufrido este año con sus informes de auditoría. Aisa, Afirma, Colonial, Urbas y Habitat son sólo algunas de las compañías del sector que no han tienen una auditoría con salvedades. La elevada deuda de estas empresas ha hecho que el revisor no se arriesgue a la hora de certificar sus cuentas. “La elevada diversificación de algunas de las inmobiliarias y la escasez de ventas de promociones de otras generan tensión a la hora de valorar los informes”, aseguran fuentes del sector.

El colapso del sistema nervioso de ambas partes (auditor e inmobiliaria) se produce cuando el revisor tiene que valorar la continuidad del negocio de la inmobiliaria. Éste fue uno de los motivos por el que Aisa, auditada por BDO, fue suspendida en bolsa, ya que la unión de las salvedades del informe impedía garantizar el futuro del negocio. Estas medidas “son aplicadas por un auditor prudente, en la situación actual de la economía, que nos obliga a ser más exigentes”, señalan algunos auditores.

Exigencias

Sin embargo, otros apuntan a que no se ha producido un incremento de las exigencias, sino que se siguen aplicando las mismas reglas y son los valores de activos y los problemas de liquidez de la propia empresa los que han llevado a que las opiniones del revisor reflejen sus incertidumbres sobre los siguientes doce meses desde que el revisor emite su informe.

Cada compañía responde de diferente modo al tratamiento de los revisores. Afirma, antigua Astroc, parece decidida a cambiar a su actual auditor, PricewaterhouseCoopers, que puso en duda el proceso de fusión de la antigua compañía, por Ernst & Young. Hace cerca de un año, la inmobiliaria presidida entonces por Enrique Bañuelos cambió a su revisor, Gassó Auditores, por la firma que preside Carlos Mas.

Poco después de la publicación de su informe de auditoría, las acciones de la inmobiliaria cayeron un 43% en un día y una de las primeras decisiones fue cambiar al auditor por uno de las Cuatro Grandes (PwC), porque les reportaría una mejor imagen, según aseguraban. No obstante, “los cambios de auditor no deben producirse por cambios en el mercado, sino que deben ser justificados”, aseguran desde UHY Fay & Co.

Deloitte también ha encontrado el virus de la crisis en Urbas y Colonial, donde la firma de auditoría ha reflejado los peligros a los que se enfrentan las compañías para recuperar los niveles de liquidez.

La incertidumbre inmobiliaria ha repercutido positivamente en las cuentas de las firmas del sector, ya que “los clientes nos piden todo tipo de garantías, lo que implica realizar especial hincapié en los análisis de solvencia y la cobrabilidad de los salarios, por la responsabilidad que van a exigir los bancos”, explican fuentes del mercado. Además, existe el añadido producido por “la demanda de revisiones limitadas por parte de determinados socios o accionistas de una compañía, que quieren conocer la situación real de un determinado proyecto de promociones”, aseguran desde la firma de origen malagueño.

Otro sector beneficiado por el incremento del trabajo de los revisores es el de las consultoras inmobiliarias. La valoración de los activos de las compañías del ladrillo “se realiza en base a informes actualizados, que no pueden remontarse a más de un año”, aseguran fuentes del sector, lo que se ha traducido en un incremento del negocio de estos departamentos en las principales firmas de valoración. Actualmente, los auditores trabajan estrechamente con los tasadores para analizar los criterios empleados en la valoración, fundamentalmente, de promociones.

En pocas ocasiones, es el revisor el que demanda que se realice una nueva tasación, ya que las valoraciones forman parte de la cultura de las inmobiliarias desde el inicio del boom del sector.

La valoración de activos es, junto con el análisis de la liquidez de las empresas, el aspecto más valorado por el revisor. Estos dos criterios son los que permiten garantizar si la compañía puede hacer frente al pago de sus deudas. Pero no todas las inmobiliarias sufren nerviosismo, ya que algunas “comenzaron a prepararse para la crisis, vendiendo las joyas de su corona, pero las pequeñas compañías del sector en crisis corren bastantes riesgos”, dicen los expertos.

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