¿Fragilidad financiera?
Paul A. Samuelson/ elpais, negocios
Nadie sabe si en 2008 se producirá una recesión mundial. O si Europa y Estados Unidos disfrutarán de un aumento moderado de puestos de trabajo y rentas. ¿Por qué esta nueva ignorancia?
Las burbujas inmobiliarias ascendentes seguidas de burbujas inmobiliarias descendentes son una historia muy muy vieja en los libros de texto sobre economía. A veces, dichas burbujas han sido tan volátiles como para poner toda la economía en una sucesión de recesiones y recuperaciones. El mecanismo era sencillo. Cuando el precio de las viviendas se torcía, las familias tenían dificultades para pagar los intereses mensuales de su hipoteca. Por lo tanto, el gasto en otras necesidades y lujos tendía comprensiblemente a caer después de que estallase la burbuja inmobiliaria. Además, los puestos de trabajo y los salarios en la construcción caían cuando los precios de la vivienda bajaban.
Los actuales bancos centrales pensaban que sabían "capear esos vientos". El Banco de Inglaterra, la Reserva Federal estadounidense y el nuevo Banco Central Europeo bajarían sus tipos de interés en los malos tiempos para reducir y compensar unos pagos hipotecarios gravosos.
De igual modo, cuando el PIB aumentaba con tanta rapidez como para amenazarnos con tasas de inflación por encima del 3%, los bancos centrales pisaban el freno subiendo los tipos de interés oficiales. Eso, por lo general, enfriaba los tiempos de auge y con mucho empleo.
¿Cuál es aquí el nuevo elemento que difiere de los sencillos altibajos históricos del sector inmobiliario? Para mí, tres palabras lo resumen: moderna ingeniería financiera. ¿Qué abarca esto? Abarca nuevos derivados financieros: "opciones de venta" que te gratifican cuando las acciones de IBM o los bonos del Estado estadounidense a 10 años bajan de precio. Y "opciones de compra" que te recompensan de un modo apalancado cuando tu acción o tu bono están subiendo de precio. Incluye todas las nuevas variedades de obligaciones garantizadas que las empresas y los bancos se permiten mantener fuera de sus cuentas de resultados.
El año pasado, cuando bancos pequeños de todas partes gestionaban hipotecas sobre viviendas locales, vendían a partes desconocidas un paquete de hipotecas buenas y malas.
Estados Unidos no ha enviado al extranjero gérmenes de viruela o carbunclo. Pero lo que sí ha hecho, gracias a la liberalización establecida por las decisiones de los reguladores de Bush, es exportar paquetes de queso (hipotecas) bueno, queso delictivamente malo y queso intermedio. Todas recibieron una calificación de seguridad AAA de los tres organismos de calificación principales, una broma realmente de mal gusto y cara.
Los nuevos miles de fondos de cobertura eran algunas de las almas cándidas dispuestas a comprarlos, pero no con el dinero de sus gestores, sino con el dinero de sus clientes inversores. Se había perdido toda transparencia. Y nadie, ni siquiera los mayores bancos y los bancos de inversión, entendió que se estaban endeudando en exceso (no 2 a 1 ni 5 a 1, sino quizá 25 a 1). Ni Alwyn King, gobernador del Banco de Inglaterra, ni Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, pueden hacer hoy cálculos precisos de cuánta quiebra está ya predestinada.
Los historiadores futuros echarán la culpa en parte a la presidencia republicana de Bush y Cheney. Puede que en otro tiempo la presidencia republicana fuese buena para el mercado bursátil y para la prosperidad comercial. Cuando Calvin Coolidge sesteaba con regularidad en la Casa Blanca, se produjo el auge de Wall Street de la década de 1920.
Pero es verdad que los tiempos cambian. La ciencia avanzada puede ayudar enormemente a la humanidad. También puede crear bombas atómicas para matar a cientos de miles de personas. Con la ingeniería financiera pasa lo mismo. Con una reglamentación adecuada y con transparencia óptima puede repartir con eficacia los riesgos y, en ese sentido, reducir el riesgo intrínseco. Pero sin transparencia, y careciendo de conocimientos sobre la aritmética del endeudamiento canceroso, podría hacer más frágiles las finanzas modernas.
Mi última frase acaba, como debe ser, con un interrogante. El tiempo dirá.
Etiquetas: burbujas inmobiliarias y capitalismo moderno, Estados Unidos, Paul A. Samuelson

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JUICIO GRAN TIBIDABO
CONTABILIDAD
“INGENIERÍA FINANCIERA”
Y FISCALÍA
Rafael del Barco Carreras
Encajaría como título en una película del realismo italiano de los cincuenta, pero se refiere al 2008 y sobre el Caso Gran Tibidabo. Ente los contables que alcanzamos los tiempos de relleno del Libro Diario y Mayor con plumilla y redondilla (los manguitos y visera no los alcancé) y el bolígrafo sustituía la estilográfica (con fuerte oposición), corría el chiste, hoy ininteligible, del viejo contable al que el dueño observa abrir el cajón, y cerrar rápidamente, cada día, y durante décadas, al iniciar la jornada, descubriendo un día en uno de los lados un gran letrero advirtiendo, “LAS ENTRADAS AL DEBE, LAS SALIDAS AL HABER”.
Hoy infinidad de “administrativos” con titulaciones y master no entienden el anunciado, la base y primer mandamiento de la contabilidad por partida doble (los ordenadores ahorran entender hasta sus menús), pero el otro de los chistes en el oficio se viene repitiendo desde antes incluso del invento por los siglos XV de las bases de toda buena y controlada administración. El cajero o contable se presenta compungido y arrepentido al dueño confesando que por las “mujeres o el juego” le ha robado. La cantidad debe ser importante respecto al bolsillo del dueño, y por lo tanto también la relativa solución. De entre la familia para que no le lleven a la cárcel ha reunido tanto… y el dueño acepta… de lo perdido a recuperar lo que se pueda…aunque los hubo, y hay, que prefirieron romper la cara al contable y encima meterlo en la cárcel.
Esta introducción un tanto enrevesada vale para limpiando de palabras, retórica, demagogia y cara dura, descubramos que en definitiva el “financiero y empresario modelo Javier de la Rosa” no es más que un contable charlatán y chorizo, pero que además ni se molestaba en abrir el cajón para contabilizar el movimiento de caja diario, sino que distrayendo al dueño en las bíblicas estafas piramidales, donde hasta parecía obtener ganancias, se quedaba poco a poco o mucho a mucho con todo. Es sencillo. Y en este caso entran en juego los fiscales, la Ley, y entre Carlos Jiménez Villarejo que nos dice en todos los periódicos y medios de comunicación, una y otra vez, lo complicado de las INGENIERÍAS FINANCIERAS de los casos “De la Rosa”, y su sucesor, compañero y segundo durante décadas, José María Mena Álvarez, que difunde lo de CASO AISLADO respecto a Pascual Estevill, “nos temimos una generalización” (en la corrupción judicial se entiende), está aviada la JUSTICIA EN BARCELONA.
Lo complicado es él, su Fiscalía con mandato vitalicio (para garantizar su independencia vociferaba cuando le suprimieron lo de VITALICIO) y los tortuosos caminos de la Justicia y la Corrupción Española. En Londres lo entendieron rápido, un año para determinar si el Juzgado tenía jurisdicción, muy importante dentro de un verdadero Estado de Derecho, y otro para condenarle. De allí derivan todas las pruebas contra De la Rosa, ver www.lagrancorrupcion.com El dinero se lo llevan siempre las manos por donde pasa, y no hay más, y encima esas manos destruían toda contabilidad, si es que la hubo, porque en varios casos los justificantes, que no los libros contables, se confeccionan después de llevárselo en crudo, tipo Consorcio de la Zona Franca. Talones en blanco firmados por el padre y dinero que desaparece a través del Banco Garriga y Nogués. No existe la INGENIERÍA FINANCIERA, solo la desvergüenza de un Sistema inmerso en la Corrupción, donde además y antes de pensar en cómo resarcir y aplacar al dueño (De la Rosa siempre dejaba alguna zanahoria para roer después del consabido “les compro el negocio”) pensaba en el coste de un “arreglo” si el dueño no se avenía y denunciaba. O sea, CASO GRAN TIBIDABO, del importe robado, una parte para que los dueños se peleen entre sí, y otra tan grande o más para el SISTEMA, y el resto hasta 30.000 millones a paraísos fiscales, Fundación Blomor y otras. De ahí la necesidad de JUAN PIQUÉ VIDAL, confundiendo trayectorias. Por eso, él, más abogado que contable, montó sus INGENIERÍAS pensando en los Carlos Jiménez Villarejo y José María Mena, y a quienes servían, a LOS DEL ESTADO (socios en el negocios del despiste descapitalizador), todos “abogados” de una gran escuela, la corrupta desde siglos DICTADURA FUNCIONARIAL ESPAÑOLA. Y para que no se enfaden los DECENTES, la mayoría (en este caso en cuanto a mí más peligrosos que los corruptos), diré que bastan las habilidades de los “genios del Derecho” sumadas a unos pocos corruptos para conseguir CATORCE AÑOS DE INSTRUCCIÓN, acusados de tercera división, y una condena inferior a la del LUTE por unas gallinas.
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