Denuncias por vivienda

Contra la vivienda indigna. V de Vivienda. Todos juntos podemos.

martes, enero 13, 2009

El cuento de la condena a hipoteca

DENUNCIAS POR VIVIENDA

¿Quién no conoce el cuento de la lechera? No sé si este relato popular se acerca a lo que los economistas definen como un ‘esquema Ponzi’, pero sí retrata la fiebre del ladrillo en España en las tres últimas décadas -¡que son de traca!-. Salidos de una dictadura nacional-católica que primó la vivienda en propiedad, creó la dudosa figura de la vivienda pública ‘para pobres’ y mantuvo los alquileres en una tasa baja, la España que quiso ser democrática antes de saberse el abc de un demócrata, realizó otra vuelta de tuerca: primó desde el poder público la propiedad a toda costa, aumentando artificialmente el precio de los alquileres y alentando las desgravaciones fiscales por la compra de primera y segunda residencia, conchabados con los prestamistas –banqueros y financieros-, ridiculizando la vivienda pública y dejando en manos de promotores inmobiliarios pedestres y constructores cejijuntos y forrados los planeamientos urbanos de los nuevos barrios, convertidos ahora, tras el crash inmobiliario, en ciudades fantasma.

El timo comenzó por igualar el precio de los alquileres al de los plazos del préstamo hipotecario. El sistema primó la propiedad indiscriminadamente, hasta el punto de que en 2008 no llegan al 10% del mercado de vivienda los que viven en régimen de alquiler, en contra de toda prudencia y de cualquier comparación con los parques de vivienda en alquiler de los países desarrollados de nuestro entorno, nuestros socios comunitarios. La familia actuó como comando de cercanía: échate un novio y cómprate una casa, eran las dos reglas de moral mínima, para chicas sobre todo, pero no exclusivamente. Daba igual el empleo que la persona tuviese, su salario, su capacidad de endeudamiento. ¿Por qué? Porque como el pueblo repetía incansable e intratablemente: "Alquilar es tirar el dinero".

El drama es que hoy miles de parejas se deshacen y tienen el fardo de la vivienda a medio pagar como problema y no solución. El drama es que hoy miles de muchachas treintañeras y sin novio han comprado en lo más alto del pico del ciclo, a precio de oro, pisos que son nichos, endeudadas y desesperadas de por vida: con nido, pero sin pájaro que lo ensucie. El grueso de las damnificadas -sobra decirlo- tienen una formación educativa precaria, mayoritariamente de clase media-baja, en muchos casos forman parte de la nutrida nómina de licenciadas analfabetas. Si las universidades privadas, tantas de ellas concertadas, hicieron de expendedoras de títulos universitarios al mejor postor, recemos porque el núcleo familiar, en todo caso, sepa suplir las carencias con resignación cristiana (se recetan tres palmotazos en el pecho: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa...).

Mientras tanto, millones de pisos vacíos mantienen al desnudo la llaga social. Expropiar y el alquiler social universal parece la receta más sensata ante la catástrofe anunciada. No lo quieren entender (ni oír siquiera), tal vez porque se desmonta su chiringuito político-financiero, que ha demostrado ser una verdadera ruina y parece llevarnos a la ruina colectiva.

Sin embargo... ayer mismo la agencia de calificación de riesgos Standard & Poors amenazó con rebajar el rating de España ante las perspectivas de que un "muy débil" crecimiento económico se torne en un "sustancial empeoramiento" de las finanzas del Estado por los planes anticrisis del Gobierno. Mientras tanto, el presidente Rodríguez Zapatero, presentaba, esta vez en la red y con su inevitable marca personal, él mismo, su enésimo plan de rescate.

El cuento continúa...

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