Denuncias por vivienda

Contra la vivienda indigna. V de Vivienda. Todos juntos podemos.

martes, julio 01, 2008

16 de agosto

"Conozco el caso, sí; algo he leído de lo poco, muy poco, la verdad, que se ha publicado sobre el asunto. Y no me extraña nada que los veinte mil ejemplares del libro se hayan esfumado como por arte de magia. El autor, que debe ser muy joven, no sabía bien dónde se metía. Lo que me sorprende más es que la editorial se atreviera a encargar, anunciar, e incluso imprimir el libro así sin contar con el visto bueno de la Empresa. Se habla mucho del poder del Opus, pero lo que ha ocurrido con motivo de la beatificación del fundador, que salgan tantos trapos sucios a relucir, resulta impensable si se trata del otro fundador, Ramón Areces. Yo le conocí a él, y conocí a su primo, Pepín Fernández. ¿Sabía usted que los dos eran de Grado, como yo? Su buena fortuna comenzó en La Habana, en unos almacenes que se llamaban El Encanto. No todo fue suerte, trabajo duro y talento en esa buena fortuna. Algún que otro esqueleto tienen ambos guardado en el armario. Y no es que yo sepa mucho del asunto, ¿eh?, quede claro que no sé nada y que si supiera algo me tentaría mucho la ropa antes de dar siquiera a entender que sabía algo. De los ministros, o incluso del presidente del gobierno, puede usted escribir lo que quiera, la mayor barbaridad, que no faltará quien le ría la gracia. Pero cuidadito con tocarme El Corte Inglés. Ahí tiene usted, según veo, todo lo que se ha publicado sobre el caso Cuartas, un caso sobre el que deberían volcarse todos los periodistas. ¿Podría decirme cuántos artículos se han publicado en El País, Abc, Diario 16? Ninguno, ¿verdad? ¡No iban a indisponerse con su mejor anunciante por un quítame allá ese libro! Ya veo donde aparecieron las noticias: en “La hoja del lunes”, semanario de nula difusión, y además en su último número, donde bien podían permitirse el lujo de ser valientes; en “Mundo Obrero”, como si dijéramos en el “Boletín de las Hijas del Corazón de María”, etc, etc. Me imagino la conversación entre el alto ejecutivo de los grandes almacenes y el alto ejecutivo de Espasa Calpe:

- ¿Creo que vais a publicar un libro titulado “Biografía de El Corte Inglés”?

- Sí, sí; ya está impreso; comenzará a distribuirse uno de estos días.

- No es una biografía autorizada; ese libro no puede salir al mercado.

- Pero si no es un libro de escándalo; es un estudio serio, riguroso; el prólogo es de José Luis García Delgado, un prestigioso catedrático de economía.

- Yo me limito a expresarte el desagrado de la Empresa; por supuesto, éste es un país libre, Espasa puede actuar como mejor le convenga, pero os aconsejo que os enteréis bien de lo que más os conviene.

Y se enteraron bien, vaya si se enteraron. Aunque el libro parece ser muy voluminoso, ¿cuántas páginas dice usted que tiene?, ¿más de ochocientas?, es muy probable que no haya en él nada que verdaderamente pueda molestar a los herederos de Areces, pero ellos están acostumbrados a ejercer un control sobre la prensa y yo creo que les hicieron comerse los ejemplares a Espasa Calpe sólo para demostrar quién manda aquí. Del secreto, del gran secreto, de la especie de pacto con el diablo que sellaron en Cuba los dos primos no es probable que Javier Cuartas supiera nada, y no es que yo sepa mucho, ¿eh?, yo tampoco sé nada, que conste. Parece ser que Pepín Fernández rompió ese pacto y así le fue a Galerías Preciados, dando tumbos de un jerezano a un venezolano, y siempre de mal en peor. El Corte Inglés es otra cosa. ¿Sabía usted que a Solchaga, a la hora de tomar alguna medida económica, le interesa más su opinión que la del Banco de España? Claro que funcionan bien, yo no lo niego: calidad, buenos precios, trato amable con el cliente; ésa, al menos, es la fachada. Dígale a su amigo que no intente ir más allá, que retire la demanda contra la editorial, que admita una compensación económica (sin duda sustanciosa) y acepte las muy verosímiles explicaciones de Espasa Calpe: ellos encargaron el libro y luego, antes de recibir el original, lo inscribieron en el ISBN, publicaron anuncios, le pusieron precio, corrigieron galeradas… Pero al recibir el original resulta que no les gusta y deciden no publicarlo. Dígale que, por supuesto, en España no se secuestran libros, que hay libertad de prensa, que El Corte Inglés es un modelo de transparencia informativa; dígale que haga de tripas corazón y admita eso; dígaselo, si de verdad le aprecia.”

José Luis García Martín, Colección de días, Renacimiento, 1993

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