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martes, diciembre 18, 2007

Las fusiones inmobiliarias no convencen y sus acciones se hunden en bolsa

Eduardo Segovia/ cotizalia

La oleada de operaciones corporativas en el sector inmobiliario, en su mayoría anunciadas el viernes por la tarde, se sometió ayer al juicio del mercado. Y el veredicto fue contundente: desplome generalizado, con especial incidencia en dos de los grandes protagonistas de estos movimientos: Astroc y Colonial.

La inmobiliaria valenciana se hundió el 12,99% para celebrar su fusión con Landscape y Rayet Promociones, con la que Félix Abádanes, presidente de Rayet, pasa a ser el hombre fuerte -con el 40% del capital- del paradigma del boom y posterior crash inmobiliario en España.

A pesar de que la empresa vendía el viernes las bondades de la operación asegurando que "da viabilidad e impulsa el proyecto empresarial", Astroc cerró en 6,90 euros, al filo de su mínimo histórico de 6,53 marcado el 5 de diciembre.

Lo de Colonial fue parecido. La filtración interesada del proyecto de fusión con Gecina, lejos de conseguir el deseado efecto de calentar la cotización, fue saludado por el mercado con un batacazo del 6,15% hasta 3,05 euros, su nivel más bajo desde septiembre de 2006. En lo que va de año, la empresa de Luis Portillo pierde el 39%.

Este proyecto interesa a Portillo porque así puede reducir su ratio de endeudamiento sobre el valor de sus activos hasta el 55%, algo que conseguiría aliviar su acuciante situación financiera actual. Respecto a Gecina, la entrada de Colonial permitiría a Joaquín Rivero y Bautista Soler reducir su participación por debajo de un tercio del capital, lo que les eximiría de la obligación de lanzar OPA sobre la compañía francesa.

Otra de las implicadas en el baile que actualmente vive el sector, Reyal Urbis, también fue castigada, pero menos: el 1,96% hasta 9,50 euros. Su caída en 2007, ajustada por la absorción de la antigua Urbis, es del 12%. También se salvó de la quema Martinsa-Fadesa, que en su inicio de cotización como empresa fusionada prácticamente repitió.

Pero si el mercado recibió así las fusiones en el sector, no dispensó mejor trato a otras pequeñas inmobiliarias que, de momento, se han quedado fuera de juego: Aisa se desplomó el 8,4% y Urbas, el 6,59%.

El mensaje no puede ser más negativo

¿A qué se debe esta reacción tan negativa? Los analistas señalan que el mercado sigue muy asustado con el sector y que ayer se alimentó ese miedo con la noticia del proceso concursal (antigua suspensión de pagos) de la inmobiliaria vasca Ereaga. Estos temores quedaron patentes en el caso de Tremón, que tuvo que suspender el viernes una OPV que se antojaba imposible en un entorno como el actual.

Así las cosas, "los inversores no confían en que estos movimientos corporativos vayan a servir para mucho, en especial en empresas prácticamente desahuciadas como Astroc", explica un experto en el sector. "La crisis va a ser muy fuerte y no sólo va a llevarse por delante a un gran número de pequeñas inmobiliarias, sino también a varios grandes nombres", añade.

Otro especialista considera que "el problema es el mensaje que hay detrás de todas estas operaciones: no estamos hablando de fusiones para crecer o para buscar sinergias, sino de operaciones desesperadas que persiguen la mera supervivencia". Es decir, estos anuncios implican que la crisis va a ser mucho más grave de lo que reconocen oficialmente estas empresas. Y, en segundo lugar, que las compañías -incluso las grandes- consideran imposible sobrevivir con su estatus actual.

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