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domingo, octubre 21, 2007

Miedo a perder mi casa

Fátima Martín
elconfidencial


Ana y Diego son una joven pareja de trabajadores que se compró un piso en 2004 en Madrid por 120.000 euros. Las reformas tanto del piso como de la finca les obligaron a pedir un crédito al consumo. A la casa no le faltaba un detalle: electrodomésticos de última generación, televisión de plasma, home cinema… A medida que subían los tipos de interés, les iba siendo más difícil llegar a fin de mes. El descontento con el vecindario, cada vez más multicultural, les animó a dar un salto hacia delante: venderían la casa y se comprarían otra en un barrio mejor a través de una hipoteca-puente. Sea porque el precio que pusieron era muy alto, sea porque la demanda ha caído drásticamente, el caso es que no consiguen venderla.

La pareja está atrapada entre dos viviendas que no se pueden permitir mientras los meses pasan. Este verano no se han ido de vacaciones. Ana se ha quedado embarazada. El pasado mes de septiembre, Unión Fenosa les retiró el suministro eléctrico porque habían dejado de pagar los recibos. Sólo esperan vender el piso pronto y que ninguno de los dos se quede sin empleo. Ella trabaja en una inmobiliaria.

Un administrador de fincas madrileño consultado reconoce que, en los dos últimos años, han aumentado los recibos impagados de la comunidad de propietarios. “Tenemos más recibos devueltos; vecinos que tenían el pago domiciliado, han pedido abonarlo en efectivo y dejan de ingresarlo. El porqué no lo sé”, afirma. “De un tiempo a esta parte se han incorporado al barrio muchos latinoamericanos que son morosos, los chinos son mejores pagadores. Pero también tenemos casos de españoles, hasta ahora cumplidores, que han empezado a pagar los recibos de manera intermitente”, asegura.

Todos los expertos coinciden: lo último que se deja de pagar es la hipoteca. Aun así, la morosidad de los créditos hipotecarios comienza a subir. La tasa alcanzó el 0,53% en el segundo trimestre del año, con lo que superó por primera vez el medio punto porcentual desde 2004, según el Banco de España. La morosidad registrada en el primer semestre supera en más de una décima el ratio con el que cerró 2006 (0,41%) y está muy lejos del alcanzado en 2004 (0,33%). Recientemente, el consejero valenciano de justicia y administraciones públicas, Fernando de la Rosa, aseguraba que los juzgados de la provincia de Valencia iban a experimentar un incremento de los asuntos por impago a finales de 2007 superior al 75% respecto al último año, informa El Mundo.

¿Qué puedo hacer?

En algunos casos, reunificar deudas supone un desahogo a corto plazo. Es el ejemplo de una pareja, funcionario él, indefinida ella, que ingresan juntos 5.395 euros al mes. A la cuota mensual de 600 euros de una hipoteca por 180.000 euros, se les sumaban los recibos de más de 1.000 euros por tres préstamos distintos y 215,65 euros por la tarjeta. En total, 1.850,32 euros al mes se les iba en facturas. Reunificaron deudas con una nueva hipoteca que incluía 20.000 euros de liquidez. Con un tipo de interés de Euribor más 0,40%, han pasado a pagar 947,16 euros mensuales a 20 años. Son datos proporcionados por la intermediaria Agencia Negociadora de Productos Bancarios (ANPB)

Pero no todos los casos corresponden a rentas medio-altas. “Los casos extremos, que los hay, tienen una muy difícil solución. Pueden suponer un caso de cada 20”, aseguran desde el broker Necesito Financiación. “Suele ser gente que se ha endeudado por encima de sus posibilidades, a veces con problemas de ludopatía o adicciones caras, que pueden llegar a encadenar hasta 14 créditos rápidos. Se estudia su caso, si tienen margen, se les intenta refinanciar y si no, no les quedará otro remedio que vender la casa y empezar de nuevo”, afirma. “De todos modos, la parejita que trabaja, aunque pase por apuros, es la que suele salir adelante”, explica.

Eso sí, el ‘maná’ de las reunificaciones de deudas también tiene sus detractores. “Está muy bien pagar menos hoy a cambio de alargar los plazos de la hipoteca. Pero nadie se para a pensar que las recientes subidas del Euribor se han cebado con los préstamos hipotecarios de más largo plazo, y que en 30, 40 y hasta 50 años pueden pasar muchas cosas: enfermedad, desempleo, imprevistos... Es muy recomendable contratar junto a la hipoteca un seguro de protección de pagos”, asegura un experto del sector consultado, abiertamente contrario al “modelo japonés”.

EEUU 'versus' España

Todos los agentes del sector consultados por El Confidencial coinciden en señalar que la alegría hipotecaria española de los últimos años no tiene nada que ver con los préstamos basura que se han comercializado al otro lado del charco. “Los primeros síntomas de la enfermedad subprime comenzaron a manifestarse a finales de 2005 en EEUU. En los últimos seis u ocho años, el mercado de alto riesgo experimentó un fuerte incremento. Son hipotecas exóticas concedidas por agencias cuyo objetivo es aumentar el volumen a todo precio, con garantías mínimas, vinculadas a la evolución de los mercados, titulizadas rápidamente y que han dejado un gran número de morosos”, explica José Luis Martínez, estratega de Citigroup.

Para este experto, los mercados estadounidense y español son muy distintos. El norteamericano es muy líquido. Y en España las condiciones de crédito se están endureciendo. Por otro lado, EEUU tiene una baja tasa de paro, del 4,6%. “Es curioso, pero en EEUU no ha aumentado el desempleo, pero los impagos sí”, explica.

José Luis Martínez sí encuentra, en cambio, coincidencias con un cambio de ciclo en el sector inmobiliario. “En ese punto sí hay similitudes con España, donde se ha construido más de lo que se puede absorber. De hecho, el ajuste ya se está produciendo”, asegura. Con todo, para todos los expertos, el mayor peligro reside en el aumento del desempleo.

El fantasma del paro

La patronal de la construcción, SEOPAN, estima que cada vivienda que se deje de construir se cobrará dos empleos. El pasado mes de marzo, el recientemente fallecido Enrique de Aldama, ex presidente de la patronal, ya advirtió de que se dejarían de construir 100.000 unidades en 2008, lo que se cobraría 200.000 empleos “paulatinamente”. Estos datos, sin embargo, no contaban con el nuevo horizonte que se abre tras la incertidumbre financiera del verano.

“Lo que está claro es que el sector inmobiliario es el que va a sufrir más la desaceleración y el desempleo. Los precios de las viviendas sólo llevan tres años decreciendo”, ha señalado a este diario un economista consultado, que vincula la profundidad de la crisis a la incierta duración de las turbulencias financieras.

Que el sector se desacelere no es baladí, habida cuenta de su peso sobre la economía española. Según SEOPAN, la construcción supone el 9% del valor añadido bruto del PIB y el 18% de la producción. Y lo que es más importante, el 12% del empleo. De los más de dos millones de trabajadores del sector, el 18% son inmigrantes con papeles.

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