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lunes, septiembre 24, 2007

Los dos consejeros independientes dejan Llanera en plena crisis financiera

Olivia Fontanillo/ expansion
Valencia


La promotora inmobiliaria, que se ha desprendido ya de varias promociones y de terrenos en la provincia de Valencia y ha puesto a la venta su división de concesiones, sigue en negociaciones con entidades financieras.

La crisis de Llanera ha llegado a su consejo de administración. Los dos consejeros independientes, José Luis Súarez y Luis María Huete, ambos profesores de la escuela de negocios IESE, han dejado el máximo órgano de gobierno de la promotora y constructora valenciana.

Fuentes cercanas a ambos dijeron que su salida se debe a que, tras la reestructuración de plantilla acometida en junio –que afectó a unos 40 empleados–, no se había vuelto a convocar el consejo y no habían podido comunicarse con la dirección de la compañía, por lo que no disponían de información directa de la situación real de la empresa. En su escrito de dimisión, Suárez considera esta situación como “una falta de confianza que me impide desempeñar los deberes del cargo”.

Precisamente ayer iba a celebrarse reunión del consejo, convocada a principios de semana tras producirse las primeras protestas por impagos de acreedores y desatarse públicamente la crisis. No obstante, el encuentro fue suspendido en el último momento, sin que la compañía haya dado ninguna explicación.

Falta de liquidez

El punto central era el análisis de la actual situación financiera y de las medidas inmediatas a adoptar para evitar que los problemas de liquidez le aboquen a la compañía al proceso concursal, situación que la dirección confía en poder evitar. Las entidades financieras han rechazado esta semana el abono de pagarés de la firma a proveedores, situación que puede agravarse ante el próximo vencimiento, el día 30. Fuentes de la empresa estiman en unos 400 los afectados, por un total que rondaría los cinco millones de euros.

Los máximos responsables del grupo, encabezados por su consejero delegado, Fernando Gallego, siguen trabajando en dos direcciones: la renegociación de la deuda con las entidades financieras y la venta de parte de su cartera de suelo y de planes inmobiliarios.

En el primer ámbito, fuentes de la entidad cifran en al menos 150 millones de euros la necesidad de financiación para afrontar los gastos y proyectos en 2007 y 2008. Las reticencias de las cajas valencianas, Bancaja y CAM, sus principales acreedoras, le han llevado a contactar con otras entidades de fuera de la región.

En cuanto a los activos, las mismas fuentes apuntan que se estaría negociando la venta de la división de concesiones –que incluye los aparcamientos y el 50% que el grupo tiene en una residencia de la tercera edad–, así como la venta de suelo del PAI del Brosquil de Cullera –que adquirió a Francisco Roig–; los cuatro millones de metros cuadrados de Reva que aún controla –los otros 4,5 millones los vendió a Bancaja y Nou Litoral antes del verano–; algunas otras promociones de menor envergadura –varias de ellas en sociedad con otras firmas–, y los terrenos donde preveía desarrollar un polígono medioambiental junto a Sedesa.

En los últimos días, Llanera ha cerrado la venta a Intersa Desarrollos Inmobiliarios del 12,5% con que participaba en el proyecto Cullera Playa y Golf, en el que también están Lubasa, Rover Alcisa y Grupo Roig, entre otros. La venta se hará efectiva el día 25 e ingresará 2,7 millones. Además, antes del verano se desprendió de cuatro promociones en Xátiva (Valencia) que desarrollaba a través de la sociedad Residencial Valdemar, en la que tenía como socio al Banco Pastor.

Revisión de la estrategia

Los efectos de la ralentización del negocio inmobiliario, la paralización de algunos de sus grandes proyectos y una estructura de deuda a corto plazo para afrontar proyectos a medio y largo plazo –gran parte de sus 40 millones de metros cuadrados de suelo están aún pendientes de recalificación–, han situado a la firma en una complicada situación financiera. Llanera, paradigma de grupo que aprovechó el boom del sector, pasó de facturar 5,3 millones en 2000 a 419 millones en 2006 y en marzo reconocía un endeudamiento de 304 millones, frente a unos recursos propios de 70 millones.

La firma ha abandonado algunas de sus apuestas estratégicas –como los negocios de aparcamientos y medio ambiente–, ha parado parte de sus promociones inmobiliarias y sus planes de expansión nacional e internacional –ha cerrado las oficinas en Madrid y Londres– y ha cancelado casi todas las acciones de marca y patrocinio.

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