Denuncias por vivienda

Contra la vivienda indigna. V de Vivienda. Todos juntos podemos.

jueves, agosto 30, 2007

A vueltas con el alquiler

GACETA DE LOS NEGOCIOS

La ministra de la Vivienda, Carme Chacón, ha comenzado a transitar por el camino trillado de su antecesora y anuncia un plan para equilibrar el mercado de la vivienda entre propiedad y alquiler. Contumacia, como a Trujillo, no le falta.

La ministra recuerda que hasta 1998 estuvo en vigor la desgravación fiscal a los alquileres, pero olvida mencionar que el resultado fue insatisfactorio. El vicepresidente Solbes tampoco se ha mostrado entusiasta de la fórmula. Puede argüirse que el empeño actual será distinto, como distintas son hoy las oportunidades de comprar una vivienda. Desde ese punto de vista, y como una política de desgravación no tiene perjudicados, no está mal que lo intente si quiere, pero desde el escepticismo de una experiencia nada halagüeña. Por otro lado, la ministra se ha reservado detalles fundamentales, como el cuánto y el cuándo, que son decisivos para aventurar otros juicios.

Desde que se reinventó el Ministerio de la Vivienda se han buscado fórmulas de estímulo del alquiler, algunas ciertamente arbitrarias y discriminatorias, como la Agencia Pública de Alquileres. Su resultado no merece otro calificativo que el de malo, ya que no llega a seis mil contratos trabados. No sólo no ha sido un revulsivo, sino que ha perjudicado a una actividad que ya atendían sobradamente las agencias privadas.

Sin determinismo alguno, se puede afirmar que el mercado del alquiler tiene las dimensiones y características que los españoles desean y, a menos que se crea que la propiedad es un mal intrínseco, darse de bruces con esta realidad no parece lo más productivo.

Si la ministra quiere favorecer el alquiler, debe empezar por aquellos que ya sufren una ley de alquileres inicua. Mejorar la legislación en el doble sentido de hacer emerger el mercado oculto incluso en las viviendas de promoción pública, y de garantizar los cobros y los desahucios por parte de los propietarios, sin menoscabo de los derechos de los inquilinos. Si deja los voluntarismos de lado y si la legislación que proponga es buena, el mercado tomará razón y actuará en consonancia. La sola vía de la desgravación suscita la duda sobre sus verdaderas intenciones, que bien pudieran ser aventar una bolsa enorme de fraude.

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