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miércoles, agosto 29, 2007

Trichet deshoja la margarita

M. J. Alegre/ Colpisa / eldiariovasco
Foto: Apf

El BCE examinará, el 6 de septiembre, los 'pros' y los 'contras' de retocar el precio del dinero en la Eurozona

La máxima autoridad bancaria comparecerá en el Parlamento Europeo


El precio del dinero en la zona euro podría subir, mantenerse o incluso bajar el próximo 6 de septiembre. Por primera vez en los últimos cuatro años, el presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, se resiste a adelantar la decisión que tomará la autoridad monetaria europea. Ante el desconcierto de analistas e inversores, acostumbrados en esta etapa a recibir mensajes de fácil interpretación, Trichet ha reconocido ahora que el acuerdo se adoptará casi sobre la marcha, con la vista puesta en la evolución de los mercados y en base a los datos más recientes.

Pero la autoridad monetaria europea, independiente desde su constitución, también se siente estrechamente vigilada por los políticos. El Comité de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo le ha convocado a una comparecencia extraordinaria el 11 de septiembre. Trichet está acostumbrado a rendir cuentas a la institución cada trimestre, y también a que le pidan explicaciones y le lancen reproches por las subidas de tipos. En octubre del pasado año la Eurocámara le instó a actuar «con más claridad y coherencia», le avisó de los riesgos de encarecer el dinero y hasta le acusó de frialdad porque los billetes del euro no reproducen seres vivos ni monumentos reales.

Cuando se examina la oportunidad de subir o no los tipos de interés, se encuentran ahora indicadores para todos los gustos. El BCE, cuya principal misión consiste en velar por la estabilidad de los precios en la zona euro, tiene a gala realizar sus análisis con la vista puesta en el medio plazo. Ayer se conoció que el aumento de liquidez monetaria en el trimestre comprendido entre mayo y julio fue del 11,1%, ocho décimas superior al del periodo abril-junio y muchos puntos por encima del objetivo marcado. También se divulgó que el índice alemán de confianza empresarial IFO retrocedió en agosto seis décimas, si bien los expertos habían pronosticado mayor deterioro.

Cuando el consejo de gobierno del Banco Central Europeo se siente a la mesa el jueves 6 de septiembre para tomar una decisión sobre el precio del dinero, tomará en cuenta, entre otros, los siguientes factores:

A favor de la subida (de tipos de interés)

Más dinero. La liquidez está aumentando a un ritmo muy superior a lo deseable y cuando hay dinero en el sistema existe mayor riesgo de que se incremente la demanda y, tras ella, los precios. El BCE tiene puesto el norte de su acción prioritaria en la estabilidad para, de forma indirecta, contribuir a una asignación más eficiente de los recursos, al crecimiento económico equilibrado y al aumento del empleo.

Inflación. La inflación de la zona euro lleva más de un año por debajo del 2%, pero el BCE suele realizar proyecciones para estimar su comportamiento futuro. No olvida que en 2003, casi por sorpresa, tras un largo periodo de contención se produjo un brusco repunte de los precios. Ahora sospecha que podría suceder algo parecido, si se consolida el crecimiento económico en los países motores de la región -Francia, Alemania-, donde el consumo de los hogares lleva largo tiempo contenido, y por el impacto retardado del encarecimiento del barril de crudo.

Mayor rigor. La crisis de las hipotecas de alto riesgo está ahí, pero nadie conoce su verdadero alcance. Desde el Fondo Monetario Internacional, vigilante de la ortodoxia, se ha conminado a los bancos centrales a resistir las presiones de relajación monetaria. Una reacción excesivamente relajada, recuerda, supondría un estímulo para los comportamientos financieros fraudulentos o especulativos.

Credibilidad. En la época Trichet, el Banco Central Europeo ha exhibido con orgullo su capacidad de transmitir por anticipado a los mercados las razones de su política monetaria, evitando con ello las operaciones especulativas. Cuando habla de «extremar la vigilancia» -y esas fueron sus palabras el pasado 2 de agosto-, la autoridad monetaria anuncia una inminente subida del precio del dinero. Por eso, los analistas daban por seguras las dos alzas previstas para este año, situándolas en septiembre y diciembre, respectivamente. Los expertos no ocultan ahora su desconcierto.

En contra de la subida

Presión política. En Alemania, desde la canciller Angela Merkel a expertos económicos de prestigio han sugerido la conveniencia de mantener el precio del dinero, o incluso rebajarlo. En Francia, el presidente Sarkozy habló por boca de su portavoz, y puso en evidencia el interesante comportamiento de la Reserva Federal norteamericana, que decidió rebajar el precio del dinero prestado a los bancos, por contraposición a otras posiciones. A su entender, «la peor manera de actuar (por parte del BCE) sería restringir el crédito a familias y empresas», lo que cortaría las alas al crecimiento económico.

Crecimiento incierto. Antes de la crisis, la expansión ya se había frenado más de lo previsto en la zona euro y en la Unión Europea en el segundo trimestre del año. El PIB de los trece creció el 2,5% en comparación anual (tres décimas menos de lo pronosticado) y su incremento fue de apenas el 0,3% respecto a los primeros meses del ejercicio. Que España mantenga un crecimiento económico del 4% no influye. el Banco Central Europeo no toma en cuenta las diferencias regionales y entiende que deben ser las autoridades nacionales las que contrarresten, con sus programas fiscales, los inconvenientes de una política monetaria común.

Colapso del crédito. El Banco Central Europeo todavía no tiene una idea clara del alcance de la crisis de las hipotecas norteamericanas de alto riesgo. De momento se ha limitado a capear el colapso del crédito en los mercados financieros. Ayer mismo retiró 65.000 millones de euros del flujo monetario en su operación semanal de refinanciación, que limitó a 210.000 euros con el propósito de absorber el exceso de liquidez. Y piensa que la situación de los mercados «se está normalizando».

Secuela de crisis. Todavía hay muchos efectos sin evaluar, desde operaciones corporativas que se han paralizado a ahorradores pillados en el desplome de ciertos valores, o el recorte de la rentabilidad de los fondos de inversión. Las decisiones de política monetaria del BCE se toman al margen de si se desacelera la construcción en España o en otros países miembros de la zona euro, pero no pueden ignorar el clima de incertidumbre generado en los mercados. El economista jefe del IFO -el instituto que elabora la encuesta sobre la confianza en la economía alemana- aconseja «esperar y ver» hasta conocer si la crisis financiera provocada por las llamadas hipotecas basura es un fenómeno de corto plazo o de más largo alcance.

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