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sábado, octubre 18, 2008

Movilización obrera contra la crisis

EL PERIÓDICO DE CATALUNYA

Trabajadores de Pirelli, en Manresa, y de Nissan y Frigo, en Barcelona, se movilizaron ayer para protestar por los cierres y las regulaciones de plantillas que dejarán en la calle a más de 2.000 de ellos, sin contar el efecto dominó sobre los empleados de empresas suministradoras de aquéllas, algunas de las cuales ya han anunciado su intención de bajar también las persianas.

Muchas empresas, especialmente multinacionales, no tienen escrúpulos a la hora de aprovechar la crisis financiera para tomar decisiones traumáticas que no parecen justificadas. Y poco les importa que los poderes públicos de cada territorio hayan aportado suculentas ayudas económicas para su instalación, primero, y su ampliación, después.

El paradigma es Nissan, que aprovecha una situación en principio coyuntural --se venden menos coches-- para tomar una medida estructural, y brutal: despedir a 1.680 trabajadores de una plantilla de 4.400. Al menos Seat negocia un expediente para suspender temporalmente de empleo a un número de trabajadores que es menos de la mitad de los que despide Nissan, y que, ade- más, se aplicará de forma rotatoria entre la plantilla.

No es un tópico afirmar alto y fuerte que quienes no tienen culpa de la tormenta financiera y posterior crisis económica son los trabajadores. Y menos en nuestro país, donde han imperado la moderación salarial y la ausencia de conflictividad, y donde los sindicatos han dado ejemplo de responsabilidad negociando acuerdos estratégicos con el Gobierno de turno y con la patronal. Tanta ha sido la responsabilidad, que los sindicatos mayoritarios se han visto castigados con la implantación de organizaciones o corporativistas o radicales.

La consellera de Treball, Mar Serna, ha prometido que su departamento "mirará con lupa" los expedientes de regulación de empleo que se le presenten, pero su compañero de Economia, Antoni Castells, advierte de que hay que ser flexible para no perjudicar la instalación en Catalunya de nuevas empresas, y el ministro de Industria, Miguel Sebastián, ni siquiera abordó los despidos cuando se reunió en París con el presidente de Nissan, que lo es también de Renault. Es lógico exigir a nuestros políticos que la misma energía que han desplegado para afrontar la crisis financiera la dediquen ahora a combatir una crisis industrial que sí que va a afectar de verdad a la economía real y al bienestar de los españoles.

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