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lunes, marzo 31, 2008

Riada de procedimientos concursales en las inmobiliarias una vez pasadas las elecciones

María Jesús Pérez/ abc
Madrid


Ha sido celebrarse las elecciones generales del pasado 9 de marzo y no hay semana que no tengamos conocimiento de un par de inmobiliarias o promotoras de vivienda de tamaño medio que no hayan presentado ante el juzgado correspondiente un concurso de acreedores, procedimiento que sustituyó a la antigua suspensión de pagos.

En este mes de marzo que acaba hoy, diez firmas del sector, de tamaño medio, han venido a engrosar una larga lista de damnificadas que ha crecido por días en los seis últimos meses por la crisis inmobiliaria en España. «Para estas firmas que están negociando con las entidades financieras acreedoras la refinanciación de su deuda se abren las puertas a futuros expedientes de regulación de empleo con el objetivo de evitar presentar un concurso de acreedores, como ha sido el caso de Habitat, lo que a su vez ocasionará destrucción de empleo en toda la cadena de subcontratistas», explica Juan Ignacio Sanz, profesor de Esade.

No obstante, y en honor a la verdad, otras muchas empresas del sector no tendrán que pasar por una suspensión de pagos, «ya que, ante la caída de las ventas, dejaron de iniciar promociones y redujeron su actividad, lo que desembocó en pérdidas de empleo. Algo que se viene notando, sobre todo, desde septiembre, con los primeros efectos patentes de la crisis de las «subprime». Ya entonces se perdieron empleos en la construcción y en actividades relacionadas», asegura a ABC Ángel Bergés, consejero delegado de Analistas Financieros Internacionales.

Varios académicos expertos del sector consultados coinciden en que a partir de este momento harán falta medidas para crear ocupación, que pasan por «dar incentivos a las empresas, que son las que crean empleos».

Los «idus» de marzo

Las mismas fuentes afirman que desde diversos foros de expertos, asociaciones y profesionales del sector ya se había lanzado la advertencia de que algo así iba a ocurrir en cuanto pasaran las elecciones. Pero, tras lo acontecido en los últimos seis meses, parece obvio que todo el mundo ha ignorado los avisos. Los famosos «idus» de marzo están cebándose con las inmobiliarias españolas. Tal y como le ocurrió al emperador Julio César -los «idus» eran los días de buenos augurios, en general los días 15 de cada mes, en el calendario romano, y el César fue asesinado un 15 de marzo, a pesar de haber sido advertido previamente-, el sector ha desestimado los malos augurios que se cernían sobre sus empresas.

«Esta situación está empezando a adquirir tintes dramáticos», afirma un analista del sector, que añade: «lo que puede tener consecuencias muy dañinas en cascada, debido a que los procedimientos concursales de estas compañías pueden arrastrar tras de sí a multitud de pequeñas subcontratas que, por su tamaño, no salen en los medios».

El pinchazo de la burbuja inmobiliaria en España es ya un hecho, y en un país en el que la construcción representa -según datos del BCE- el 12% del PIB, sin haber hecho los deberes en los diez años que ha durado la bonanza, analistas y expertos confirman que se van a sufrir desagradables consecuencias. Empezando por los visados de vivienda nueva.

También el pasado viernes se supo que en enero sólo se visaron proyectos para la mitad de las viviendas que se visaron en enero del año anterior. En resumen, las viviendas visadas en el primer mes de este año han caído un 50% respecto a las visadas en el primer mes de 2007.

Pero esto no ha hecho más que comenzar. En este contexto, Asprima, la patronal de los promotores madrileños, ha revisado a la baja las perspectivas de iniciación de viviendas para los próximos dos años, hasta cifras que rondan las 300.000 viviendas anuales, la mitad que el promedio de los últimos años. Con todo, se prevé la finalización de 677.000 viviendas en 2008.

El mercado laboral también recibirá el impacto de la crisis. Por lo pronto, el último informe de Asprima y Planner apunta que la tasa de paro repuntará al 9,5% este año, frente a las previsiones próximas al 8% del Gobierno. Además, según fuentes de esta patronal, el desempleo en la construcción no podrá ser reabsorbido en su totalidad por el propio sector, ni por otros como la industria o los servicios, dado el escenario de crecimientos «más atenuados» de la economía.

Según datos manejados por el sector, y aceptados por el propio Gobierno socialista, por cada vivienda que se deja de hacer se destruyen entre dos y 2,7 puestos de trabajo en función de si el cálculo incluye a las fuerzas comerciales necesarias para las ventas de las nuevas promociones. En total, estarían en juego entre 600.000 y 700.000 puestos de trabajo entre este ejercicio y el próximo.

Paro no sólo «inmigrante»

Los grandes promotores dijeron en su momento que esta destrucción de empleo se daría, sobre todo, entre el colectivo inmigrante, por ser, en general, mano de obra de baja cualificación. Sin embargo, fuentes consultadas por este periódico aseguran que, si bien es cierto que los trabajadores inmigrantes sufrirán más las consecuencias -dado su mayor peso en el empleo del sector de la construcción- habrá igualmente muchos parados entre la mano de obra más cualificada.

Fuentes académicas explican la situación: «en un momento en el que caen las ventas de los inmuebles, el promotor deja también de vender. Por tanto, deja de construir. Detrás del promotor no hay una gran estructura de gente. No deja de ser un ensamblador. Necesita de mano de obra cualificada. Y, estos trabajadores, suelen ser, sobre todo, españoles».

Además, explican, a ninguna compañía que esté en un concurso de acreedores se le puede negar hacer un ERE, y pagar 20 días por año trabajado. «Durante la época de bonanza del sector de la construcción, los salarios de estos trabajadores han sido muy altos. Veremos más EREs, porque hay mucho personal cualificado y caro en el ladrillo».

El último caso de concurso de acreedores se dio a conocer el pasado sábado, con la promotora valenciana Nou Temple.

«¡Guárdate de los «idus» de marzo!», escribió Shakespeare en su obra Julio César en 1599. Marzo no sólo ha llegado sino que ha pasado. Mañana empieza abril, y los augurios sobre la crisis predicen que lo peor está por llegar, «sobre todo después del verano». Los «idus de septiembre» están ya a la vuelta de la esquina.

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