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martes, marzo 25, 2008

Northern Rock, una paradoja neoliberal

Fernando B./ diagonal

Inglaterra, exponente en Europa del libre mercado capitalista, no ha dudado en nacionalizar un banco. La crisis, que causó colas de clientes para retirar su dinero del Northern Rock, está en la base de esta medida tan poco liberal


El pasado 17 de febrero se conocía la decisión del Gobierno británico de Gordon Brown de nacionalizar el banco Northern Rock, que se había visto sumido en una grave crisis precipitada por el parón inmobiliario mundial. El Northern Rock había recibido créditos del Banco de Inglaterra por valor de más de 30.000 millones de euros que se consideraban de dudoso cobro. El Gobierno tomó la decisión de nacionalizarlo después de que las “ofertas privadas” para reflotar el banco “no reunieran el suficiente valor para los contribuyentes”. Desde que, a finales del pasado verano, el sector inmobiliario en EE UU entrase en crisis, multitud de bancos y entidades crediticias reconocieron sus dificultades para cobrar los créditos que habían concedido sin la apropiada evaluación de riesgos. Entre ellos se encontraba Northern Rock, que en el mes de septiembre tuvo que pedir un crédito de urgencia al Banco de Inglaterra. Ante la imposibilidad de devolver esos créditos, el Gobierno británico ha convertido Northern Rock en empresa pública.

La nacionalización del banco fue defendida por miembros del Gobierno británico para evitar un “efecto dominó” y que la crisis se contagiase a otras instituciones. Sin embargo, una semana después de darse a conocer su nacionalización, el diario conservador The Telegraph informaba de que el banco había vendido las hipotecas de menor riesgo a una entidad filial, Granite, que opera desde un paraíso fiscal en el Canal de la Mancha. De este modo, los beneficios desviados de esas hipotecas quedan exentos de pagar impuestos. El valor total de esas hipotecas ascendería a casi 70.000 millones de euros, suficiente para devolver los créditos al Banco de Inglaterra. La reacción de la oposición no se hizo esperar: George Osborne, viceministro de economía, declaró que “la forma de actuar de Northern Rock y Granite tras su nacionalización deja a los contribuyentes con las peores deudas, mientras que Granite se lleva las hipotecas más seguras. Esto demuestra los planes del Gobierno: el contribuyente es lo que menos importa”.

Otros analistas coinciden con Osborne, poniendo de manifiesto el “uso interesado que se hace de los recursos públicos bajo el modelo neoliberal: los beneficios se privatizan, las pérdidas se nacionalizan”. Además, la nacionalización de un banco entraría en “profunda contradicción con los postulados liberales que siempre ha defendido Gran Bretaña; [la nacionalización de un banco] recuerda a los tiempos de la Unión Soviética”.

Por otra parte, aunque Northern Rock pasará a ser empresa pública, no estará sujeto a los mismos controles que otras empresas y organismos estatales, que, bajo la Ley de Libertad de Información, están obligadas a presentar al público la información que se solicite. Como indicó el columnista Martin Rosenbaum, el banco estará abierto para quien quiera hacer depósitos, y cerrado para quien quiera hacer solicitudes.

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