Denuncias por vivienda

Contra la vivienda indigna. V de Vivienda. Todos juntos podemos.

miércoles, enero 30, 2008

Llanera o la bendición de ser la primera

S. McCoy/ cotizalia
Del blog 'Valor añadido'


Dicen las malas lenguas que el regalo que estas navidades Llanera mandó a sus clientes y proveedores fue una caja de mandarinas. Como queriendo indicar que era todo lo que la compañía podía ofrecer en ese momento ante la situación concursal en la que se halla. Por todo patrimonio, construcciones paradas para las que no hay mercado, obra civil imposible de cumplir y enormes tierras de naranjos sin apenas valor -gracias, en parte, a la nueva Ley del Suelo- y cuyo único rendimiento tangible son los cítricos que, de forma graciosa, en su doble acepción, entonces distribuían. La felicitación, por decir algo, no incluía la tarjeta del hijo menor, José Ramón, el sensato, que es quien ahora está sacando las castañas del fuego. El único con los pies en el suelo. Y el único que ha descubierto, por cierto, que el timing concreto de su crisis no es sino una oportunidad para asegurar la permanencia de la empresa. Que otros vendrán que bueno te harán y que es mejor aprovecharse, ante las administraciones públicas y la banca, de la condición de excepción a la que merece la pena ayudar, estadio inicial de la vorágine, que ser uno más en la lista de damnificados por la crisis del ladrillo, que difícilmente se antoja numerus clausus, a día de hoy.

Y es que si sirve de guía lo que viene ocurriendo en el sector inmobiliario de los Estados Unidos -un mercado menos intervenido y más flexible y eficiente en la formación de los precios que el español en el que sus autoridades tienen, además, encomendada la gestión de la política monetaria- cuyo deterioro comenzó doce meses antes que en España, primavera de 2006, aquí el tema no ha hecho más que empezar por mucho que se empeñe Carme Chacón en subir el precio del módulo de la VPO, los ayuntamientos garanticen suelo para ese mismo tipo de edificación a los promotores o la sociedad estatal de fomento del alquiler engorde su cartera con pisos de los mismos. En Estados Unidos, la crisis se viste con los colores de caída drástica de las ventas, menor actividad, desempleo sectorial, reducción de viviendas iniciadas, aumento del parque residencial sin comprador, problemas de financiación, ventas sustancialmente por debajo del valor en libros de los inmuebles (pendiente) y quiebras masivas de grandes y pequeñas, sin distinción (pendiente). Un sombrío panorama que, a juicio de algunos analistas, podría haber tocado suelo tras la bajada de tipos anunciada en Estados Unidos tanto la semana pasada como… ¿ésta?

Sin embargo, no parece que esa mínima dosis de optimismo sea extrapolable a nuestro país al que le faltan los estadios más dolorosos de la cadena de acontecimientos marcada por el sector estadounidense. La esperanza de contar con algún tipo de ayuda estatal tras las elecciones de 9 de marzo es lo que está impidiendo que las sorpresas negativas hagan cola por salir en los medios. Lo más deseado, la derogación de la Ley del Suelo, que alguna consultora da ya por amortizada. Con ello se conseguirían mantener, artificialmente al no existir demanda final, las valoraciones y evitar así provisionamientos masivos -sólo por ajuste del valor del suelo, que los impagados vendrán después- en las entidades de crédito. Sin embargo, la inercia que arrastra el sector, la sobreoferta, las disparatadas valoraciones y la ausencia de incentivos monetarios o fiscales para resucitar la endeudada demanda, hacen que cualquier medida a tomar sirva como analgésico para la situación actual pero no como último medicamento necesario para su pronta recuperación. A partir del tercer trimestre del año habrá verdadera sangre financiera en un sector cuyas decisiones pasadas le han conducido al harakiri, suicidio colectivo de los que se creían inmortales.

Vuelta a Llanera. Desde principios de año ha anunciado dos movimientos que dejan a la compañía en una situación muchísimo mejor de como se encontraba apenas tres meses antes. Venta a Lehman y Bancaja de suelos en Reva y El Brosquil respectivamente, junto con otros activos, que les permiten sacar del pasivo de la entidad 230 millones de euros, casi un 40% de su deuda concursal, aparte de liberar pagarés e ingresar liquidez para garantizar, al menos, un par de años de actividad. En ambos casos, tres características comunes. Primera, valoración de los suelos ejecutados sustancialmente por encima de los precios de mercado hasta el punto de reconocer el juez que “eran los únicos que podían pagar esos importes”. Permuta de activo por deuda en la que la cuantía de esta última es la que manda. Leading Indicador. Segunda, absorción por los balances de las entidades de dichos suelos mediante la creación de sociedades instrumentales que impidan provisiones automáticas asociadas al valor del activo permutado. Tercera, creencia en que no se trata de una solución de urgencia sino de una oportunidad para los adquirentes. Sobreprecio, instrumentalización, optimismo. Características de otra época que llevan a pensar en un empujoncito por parte de quienes tienen la capacidad decisoria última. ¿Hasta cuando? Llanera se ha aprovechado de su condición de primer actor en este drama (first mover advantage). Los demás, se encontrarán con una banca cada vez menos dispuesta a meterse riesgo inmobiliario en el balance de 70 en 70 millones teóricos. Y es que, al final, esperar a las elecciones puede ser un error. Veremos.

Etiquetas: , ,

Counter
Site Counters