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martes, agosto 14, 2007

¿Una crisis financiera?

Expansion

La actuación de los bancos centrales inyectando liquidez y, en especial, la contundente intervención del Banco Central Europeo, ha despertado más nervios de los que, ya de por sí, tenían los inversores por el temor a una crisis de liquidez. ¿Se ha cerrado de verdad el grifo?

¿Cómo de grave es la situación? ¿Quién más está afectado? ¿Se trata de una crisis financiera mundial? Éstas son las preguntas que se hacen los inversores pero que, a día de hoy, no tienen una respuesta clara, aunque un análisis de la situación puede llevar a entender mejor qué está pasando y, sobre todo, puede ayudar a oner las cosas en su sitio, porque el miedo y el efecto agosto están generando movimientos e interpretaciones probablemente exageradas.

1. ¿De qué tienen miedo los mercados?

Temen que la crisis de las hipotecas estadounidenses conocidas como subprime o de alto riesgo sea más grave de lo que parecía y, sobre todo, que no se acote a EEUU. Ya se han detectado problemas en Alemania -se ha organizado el rescate del banco IKB- y en Francia, con la congelación de tres fondos por parte de BNP Paribas. Los inversores se preguntan quién puede ser el siguiente, y los bancos se muestran reacios a prestar dinero alegremente, como llevan haciendo estos años, entrando así en una situación en la que parece haberse cerrado completamente el grifo. El dinero se ha vuelto más miedoso y más caro.

2. ¿Por qué las hipotecas ‘subprime’ han originado este caos?

Por dos motivos. Uno, porque los clientes de estas hipotecas, generalmente personas de escaso perfil financiero, han tenido problemas para afrontar sus pagos por la subida de los tipos de interés. Muchos bancos se han encontrado con morosos y, como el precio de la vivienda está cayendo en EEUU, no pueden vender a buen precio los pisos para recobrar su deuda.

Y dos, porque la práctica de titulizar esos préstamos -empaquetarlos, transformarlos y venderlos a un tercero- ha extendido los riesgos de los bancos que concedieron estas hipotecas a los grupos financieros -ya sean entidades, fondos, o aseguradoras-, que compraron esos bonos ligados a las subprime y cuyo precio se ha derrumbado en el mercado con la crisis. Eso explica las pérdidas –minusvalías– de los hedge funds de Bearn Stearn. Los hedge funds son los que más olfatean el mundo en busca de activos de alto riesgo.

3. ¿Por qué se han convertido ahora en un problema para Europa?

El mundo financiero hoy no tiene barreras a la hora de invertir y es lógico que los bancos europeos, o sus fondos, vayan al otro lado del Atlántico a la búsqueda de altos rendimientos. Como los fondos de BNP Paribas. Además, con la titulización de esas hipotecas, el riesgo se dispersó entre muchos inversores. Hoy nadie sabe bien quién tiene esos riesgos. Por eso hay una sombra de sospecha sobre muchas entidades, y los mercados se preguntan quién será la próxima víctima.

4. ¿Qué implicaciones tiene esto para los bonos corporativos?

Con el susto de las subprime, el miedo de los inversores se ha extendido a todo aquello que lleve el adjetivo de alto riesgo, sean subprime o no. Este temor se ha cebado en los préstamos y bonos de las empresas de baja calificación financiera, donde los tipos de interés se han disparado. Quien tiene esa deuda quiere quitársela de encima, pero no encuentra compradores. Los mercados han desaparecido; no se cruzan operaciones. Por eso se dice que no hay liquidez en los bonos corporativos de alto riesgo. Pero, como suele ocurrir en momentos de nervios, cuando la lógica se deja a un lado, el encarecimiento también se ha extendido a las empresas de calidad. Cualquiera que busque ahora dinero tiene que pagarlo más caro.

5. ¿Cómo afecta a la bolsa?

Hay dos puntos de conexión. Uno, si a las empresas les cuesta más caro conseguir dinero, sus gastos financieros subirán y sus beneficios se verán afectados. Lógicamente, las cotizaciones anticipan ese peor escenario. Pero es que, además, se está viendo amenazado lo que ha sido el principal motor de las bolsas estos años: la oleada de fusiones y adquisiciones. Si se acaba el dinero barato, se terminarán también las grandes adquisiciones, sobre todo si estaban financiadas con deuda, una práctica habitual hasta ahora en las firmas de capital riesgo.

6. ¿Conseguirán los bancos centrales contener la situación?

Aunque su actuación pudo ser inicialmente malinterpretada, al causar más recelos que calma, debe entenderse como un signo positivo. Ejecutando su papel de prestamista en última instancia, tanto el BCE como la Fed han dejado claro que no van a dejar que estalle una crisis de liquidez que desestabilice el sistema financiero mundial. Volverán a inyectar dinero mientras haga falta. Y no hay que descartar que retrasen subidas de tipos (BCE) o aceleren bajadas (Fed), aunque una actuación así ahora mismo sería contraproducente porque introduciría en los mercados más dudas -sobre la magnitud del problema- que calma.

7. ¿Cómo va a afectar a la economía? ¿Y a mi bolsillo?

La economía mundial goza de buena salud y, salvo que la situación adquiera tintes de pánico, no hay razón para pensar que estalle una crisis financiera mundial. Eso sí, las cosas ya no volverán a ser igual que antes. Los bancos están poniendo nuevos precios –más caros- a sus créditos y financiaciones, y eso lo notarán pronto tanto las grandes empresas como las pymes y los particulares. El susto ha dejado al descubierto que antes hubo mucha alegría prestando barato y comprando bonos de alto riesgo que parecía que nunca tendrían riesgo pero que, la realidad, ha demostrado todo lo contrario.

8. ¿Qué se puede esperar ahora?

De momento, mucha volatilidad. Mientras sigan sucediéndose casos de bancos afectados, la incertidumbre seguirá dominando el mercado. Sólo cuando se conozca la magnitud real del problema, los inversores sabrán a qué enfrentarse y las aguas podrán volver a su cauce.

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