Denuncias por vivienda

Contra la vivienda indigna. V de Vivienda. Todos juntos podemos.

viernes, agosto 17, 2007

Los inversores huyen hacia el mercado de deuda pública

D. Badía/ M. Roig/ expansion


Ante los nuevos casos de entidades contagiadas por el virus de las hipotecas de alto riesgo de Estados Unidos, los inversores se fugan hacia los bonos del Estado y protagonizan la mayor compra de estos activos en tres años y medio.


En tiempos de guerra todo el mundo busca una trinchera donde refugiarse. El pánico azotó ayer a los mercados y los inversores mostraron los mayores síntomas de nervisiosismo desde que estalló la crisis de las hipotecas de alto riesgo de Estados Unidos. El mercado de renta fija actuó ayer de trinchera, lo que desató una oleada masiva de compras de deuda pública, la mayor vista en tres años y medio. La fuerte caída que registraron las bolsas a ambos lados del Atlántico contribuyó a que se diera esa fuga hacia activos más seguros. El Ibex 35 registró su mayor retroceso desde 15 de marzo de 2004, con el que deja su balance anual en negativo.

La rentabilidad de los bonos se comporta de forma inversa al precio. Es decir, cuando la rentabilidad del bono cae, el precio sube, por lo que los activos del inversor valen más. La deuda pública es el activo más seguro que existe, debido a que los estados que la respaldan cuentan con la mejor calificación crediticia, por lo que se asegura una rentabilidad fija para el inversor.

La rentabilidad del bono alemán, de referencia en Europa, a dos años, pasó del 4,136% al 3,955%, la mayor caída desde el 5 de marzo de 2004. El estadounidense con el mismo vencimiento lo hizo del 4,288% al 4,061%, su mayor descenso desde agosto de 2004. "Desde que comenzó la crisis de las hipotecas subprime, se ha vivido un movimiento de los inversores desde los activos de más riesgo hacia los de más calidad, algo que se repitió ayer", justifica Gregorio Oyaga, responsable de la mesa de renta fija en Renta 4. Según expertos de UBS, los temores de los inversores por el riesgo es mayor incluso que cuando se prudujo el colapso del fondo de inversión LTCM de finales de 1998, cuando Rusia suspendió pagos.

Los retrocesos en la deuda de largo plazo fueron más moderados. El rendimiento del alemán a diez años pasó del 4,335% al 4,247% y el de EEUU del 4,724% al 4,595%. "Los inversores buscan liquidez más a corto plazo, debido a que los bonos a largo todavía cotizan con una prima por las perspectivas que se barajan de inflación", justifica José Manuel Ruiz, analista de AFI.

Desde que Bear Stearns declarara la quiebra el 17 de julio de dos hedge fund expuestos a las hipotecas subprime, el flujo de noticias y rumores sobre otros bancos que podrían estar en una situación similar ha sido constante, lo que ha hecho desencadenar fuertes compras en renta fija pública. "Precisamente, los fondos son los que están liderando las compras en el mercado de deuda pública, puesto que se están deshaciendo de todos los activos de riesgo", añade Ruiz. Desde entonces, la rentabilidad del bono alemán a dos años ha pasado del 4,511% al 3,955% y el diez años del 4,596% al 4,247%. Ayer, los detonantes que agravaron la crisis fueron las noticias de que el mayor prestamista de hipotecas de EEUU, Countrywide, podría enfrentarse a la bancarrota y las pérdidas del fondo KKR por el impacto de las hipotecas basura.

El mercado monetario también reaccionó y los inversores volvieron a penalizar al euro. Frente al dólar cedió un 0,36%, hasta los 1,3394 dólares por euro. Más abultada fue la depreciación frente al yen. Registró el mayor retroceso en más de seis años –desde el 23 de mayo de 2001– al caer un 2,70%, hasta los 152,51 yenes por euro. "Los inversores están deshaciendo posiciones de las agrevisas estrategias de carry trade –operaciones de inversión apalancada, en la que el endeudamiento se hace en una divisa cuyos tipos de interés son bajos y se invierten los fondos del crédito en activos de alta rentabilidad denominados en otras divisas–", justifica Ruiz.

Política monetaria

La entrada de los inversores en la renta fija a corto plazo guarda coherencia con el escenario que los analistas están redibujando en la política monetaria de los bancos centrales: el mercado está dando cada vez más probabilidades a un recorte de los tipos por parte de la Reserva Federal estadounidense, desde el 5,25% al 5%, y a que el BCE retrasará la subida del 4% al 4,25% que estaba prevista para septiembre. Además, los analistas han comenzado ya a descontar que la próxima subida de tipos por parte del BCE será la última en mucho tiempo. "En estos momentos las posibilidades de que el BCE suba tipos o los mantenga están al 50%", asegura Jean Michel Six, economista jefe para Europa de Standard & Poor’s.

Sin embargo, los bancos centrales están tratando de enviar mensajes de que la reciente crisis no va a afectar a su política monetaria. Así interpretó el mercado las palabras de William Poole, presidente de la Reserva Federal de Saint Louis, quien aseguró el miércoles al cierre de Wall Street que no veía necesidad que la Fed actuara de urgencia antes de la reunión del 18 de septiembre. Y lo mismo sucedió con el BCE. Los analistas de Barclays Capital, por ejemplo, aseguraron ayer que un análisis publicado el miércoles por Financial Times, en el que se insinuaba este punto de vista, parecía tener como fuente a oficiales del BCE, lo que interpretaron como un mensaje tácito de la institución de que su política de tipos alcista no va a cambiar.

No obstante, los analistas mantienen que si la situación en el mercado sigue tan volátil, el BCE tendrá que pensárselo dos veces antes de subir tipos. "Si el 6 de septiembre [día de la reunión], los mercados siguen mostrando estos síntomas de debilidad, la subida de tipos está en duda", asegura David Owen, economista de Dresdner Kleinwort.

Counter
Site Counters