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lunes, noviembre 24, 2008

Y Luis del Rivero ¿qué piensa de todo esto?

Vicente Clavero/ Público/ del blog 'Con negritas'

Llama poderosamente la atención el clamoroso silencio que guarda Luis del Rivero sobre la eventual irrupción de Lukoil en el capital de Repsol, de la que Sacyr Vallehermoso es el principal accionista desde hace poco más de dos años. Se da por segura su disposición a venderle a los rusos el 20% que tiene en la petrolera española, pero él de momento se ha mantenido fuera de plano, sin confirmar ni desmentir lo que todo el mundo lleva tiempo dando por hecho.

Ese dontancredismo resulta chocante, habida cuenta la importancia de lo que Sacyr se juega en el envite, pues un desenlace favorable de la operación le permitiría desembarazarse de la noche a la mañana de buena parte de su asfixiante deuda. Una deuda que supera los 18.500 millones de euros y que compromete el futuro del grupo, gravemente castigado por la crisis del sector inmobiliario, del que Luis del Rivero no quiso, no supo o no pudo salirse a tiempo.

Aun así, la venta del 20% de Repsol no entusiasma a Sacyr, cuyos resultados tienen una fuerte dependencia de esa participación, que en los nueve primeros meses de 2008 le aportó 303 millones sobre un beneficio total de 415. De ahí que sea altamente probable que la iniciativa de negociar con Lukoil no la tomara Luis del Rivero, partidario de agotar antes todas las posibilidades de deshacerse de otras inversiones menos provechosas, como la concesionaria de autopistas Itínere, a fin de aligerar sus pesadas cargas financieras.

Todo apunta a que los contactos con los rusos se tomaron por impulso de los acreedores de Sacyr, temerosos de las consecuencias de un colapso de la constructora, y de La Caixa, que consideraba los problemas económicos de su socio en Repsol como un factor de inestabilidad muy poco recomendable. El riesgo de que Luis del Rivero, acuciado por las deudas, tuviera que buscar un comprador por su cuenta tampoco agradaba a Antonio Brufau, pues podía constituir una seria amenaza para su continuidad al frente de la petrolera.

En este contexto, el interés de Lukoil fue recibido como agua de mayo, a pesar de las lógicas reticencias que podía despertar en el seno del Gobierno, partidario de que Repsol continúe en manos españolas dado el carácter estratégico del servicio que presta.

El precio que conviene a Sacyr

Se pretende que los rusos paguen unos 27 euros por acción, precio al que compró Sacyr y que, en consecuencia, le permitiría salir del Repsol sin necesidad de anotarse minusvalías. Otros accionistas podrían unirse en tal caso a Luis del Rivero y vender también total o parcialmente, como La Caixa, Caixa Catalunya y Mutua Madrileña, hasta un máximo del 29,9%, a partir del cual Lukoil se vería en la obligación de lanzar una opa sobre el conjunto del capital.

Una prima desorbitada

Los 27 euros por acción suponen una prima del 100% sobre la cotización actual de Repsol, que un inversor podría pagar si a cambio toma el control de una compañía. El problema estriba en que, al menos de momento, parece difícil que Lukoil vaya a tener esa oportunidad. No sólo choca con el deseo del Gobierno, sino también con lo previsto en los estatutos de la petrolera, que limitan al 10% los derechos políticos, sea cual sea la participación.

Imprevisible desenlace

Esa circunstancia aleja la posibilidad de que los rusos, de rebote, influyan en Gas Natural, de la que Repsol tiene un 30%, y en Unión Fenosa, que va a quedar en la órbita de Gas Natural la próxima primavera. En definitiva, la idea es que Lukoil pague del orden de 9.000 millones por algo que en el mercado vale la mitad y que no tenga capacidad de decisión ni ventajas adicionales por ello. Habrá que ver si entrar en semejantes condiciones le interesa.

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