Fiestas en Madrid

Madrid, castillo famoso
que al rey moro alivia el miedo,
arde en fiestas en su coso
por ser el natal dichoso
de Alimenón de Toledo.

Su bravo alcalde Aliatar,
de la hermosa Zaida amante,
las ordena celebrar
por si le puede ablandar
el corazón de diamante.

Pasó, vencida a sus ruegos,
desde Aravaca a Madrid;
hubo pandorgas y fuegos,
con otros nocturnos juegos
que dispuso el adalid.

Y en adargas y colores,
en las cifras y libreas,
mostraron los amadores,
y en pendones y preseas,
la dicha de sus amores.

Vinieron las moras bellas
de toda la cercanía,
y de lejos muchas de ellas;
las más apuestas doncellas
que España entonces tenía.

Aja de Getafe vino,
y Zahara, la de Alcorcón,
en cuyo obsequio, muy fino,
corrió de un vuelo el camino
el moraicel de Alcabón.

Jarifa de Almonacid,
que de la Alcarria en que habita
llevó a asombrar a Madrid
su amante Audalla, adalid
del castillo de Zorita.

De Adamud y la famosa
Meco llegaron allí
dos, a cual más hermosa,
y Fátima, la preciosa
hija de Alí el alcadí.

(...)

Fiesta de toros en Madrid, Nicolás Fernández de Moratín (1737-1780). El poema se encuentra entre la estupenda colección que hiciera Luis Alberto de Cuenca en "Las cien mejores poesías de la lengua castellana" (Austral)