En el salón de materiales y servicios para la construcción se palpa el temor a un aumento de la morosidad
Salvador Sabrià/ elperiodico
L'Hospitalet del Llobregat
El frenazo en la construcción residencial afecta de lleno a los fabricantes de materiales y a los profesionales que instalan servicios de agua, gas, electricidad o energías renovables. Desde el miércoles y hasta mañana se celebra en el recinto de Gran Via de Fira Barcelona Instalmat, un salón integral de materiales para la instalación. Su presidente, Pere Miquel Guiu, afirma en la presentación de la muestra que esta permitirá "tomar el pulso al sector", así como descubrir posibilidades para diversificar las actividades tanto de los fabricantes como de los instaladores.
El pulso que se tomaba ayer en el salón era una mezcla de incertidumbre, ganas y capacidad para superar la crisis y, en el caso más concreto de los instaladores, un profundo "temor a los impagados y la morosidad", utilizando las palabras de un autónomo de Manresa que aún pleitea para cobrar un trabajo desde la crisis de la construcción de principios de los 90.
El grifo y la llave
No es un caso aislado. Otro instalador, que superaba de largo los cincuenta años, resumía así su estado de ánimo: "La morosidad aumenta y la banca ha cerrado tanto el grifo que se ha cargado la llave". Como en una película italiana, al final la culpa es del Gobierno. "Con tantas leyes y normas han complicado sobremanera el trabajo, para un boletín que requería tres papeles, ahora hacen falta 20. El papeleo se nos come". Y un cuarto remataba: "Se debería perseguir más a los que no pagan".
A pesar de este malestar, la mayoría de los profesionales consultados confiaban en que superarán la crisis y que mientras dure, otros subsectores como la rehabilitación permitirán superar más o menos el bache. "La gente tiene un miedo psicológico a la crisis, no gasta y pospone la decisión de hacer obras, pero al final las hará. Entonces, el que haya podido aguantar tendrá trabajo. No creo que la rehabilitación sea la solución para la mayoría de los parados de la construcción, porque para hacerla bien hay que ser un profesional formado", advertía un instalador de Vic. Y sentenciaba: "Ahora todos tiramos de la despensa".
El instalador es, en muchos casos, uno de los eslabones finales de la cadena de construcción de una vivienda y, como reconocía el director de una agencia bancaria, "suele ser de los últimos en cobrar y uno de los más afectados en casos de suspensiones de pagos". Por ello, no es de extrañar la prevención de los profesionales que visitaban el salón.
Reajuste necesario
Por parte de la oferta, los ánimos eran bastante mejores. Todo el mundo es consciente de que vienen "uno o dos años de vacas flacas", en los que habrá que trabajar con más ingenio y capacidad comercial para mantener la facturación, como reconocía Emilio Fajardo, desde su estand de promoción de material eléctrico de la empresa Seavi SLU. "Lo que estamos viviendo ahora es un reajuste que era imprescindible".
Lluís Mayné, director comercial de Fasdel SL, fabricante de elementos eléctricos, compartía en parte esa opinión. "Trabajo hay, pero no la locura de otros años. No tenemos problemas de impagos pero hemos rechazado muchas ventas, porque algunos, con tal de conseguir liquidez, están vendiendo incluso por debajo de coste o con una calidad indeseable. El mercado necesitaba una rectificación y se está produciendo". Mayné, que ya ha vivido varias crisis del sector, atribuye el "desencanto de las ventas" a un "factor más psicológico que real".
Otros se lo toman con más resignación, como los fabricantes y distribuidores de energías alternativas. Saben que las nuevas normativas de la edificación obligan a utilizar estos productos y se dedican "a sembrar", esperando que se acabe de construir el parque que se inició con las antiguas leyes. Deberán tener paciencia, porque solo en Catalunya se calcula que hay 200.000 pisos en proceso de edificación.
Etiquetas: ante el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, tasa de morosidad

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