XIII
El hombre aquel que allí habla en la esquina,
¿por qué bracea tanto?,
¿qué importa lo que dice?
Porque no importa el aspar de brazos,
que si importara...
¿Y quién soy yo para medir los grados
de importancias ajenas?
¡Dios le conserve al hombre su entusiasmo!
Mientras así bracea,
de sí mismo se olvida, y con los años
su agitación, mi calma,
irán a descansar al mismo lago
de aguas muertas estériles...
¡Bracea ciudadano!
Es una gran gimnasia, y en la vida
lo que importa es vivir contento y sano.
Septiembre, 1907
Rimas de dentro, Miguel de Unamuno
Etiquetas: braceos, lecturas, Miguel de Unamuno, movimientos sociales
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