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miércoles, marzo 19, 2008

Los impagos de Nozar, Lábaro y Dico llevan a Seop a la suspensión de pagos

F. Ruiz Antón/ Gaceta de los Negocios

La tensión inmobiliaria empieza a llevarse por delante a empresas de otros sectores. Ahora le toca el turno a las constructoras

Era cuestión de tiempo. Como en esos espectáculos en los que una ficha de dominó empuja a otra y ésta a otra, y así se tumban miles, la crisis inmobiliaria provocada por el endurecimiento del crédito alcanza ya de lleno al sector de la construcción. La primera en sacar la bandera blanca ha sido Seop Obras y Proyectos, filial del grupo Silver Eagle, que soporta una deuda superior a los 400 millones. Su dedo acusador apunta a Grupo Lábaro, Dico y Nozar, entre otras.

Seop, controlada por la familia Montalvo y que se encuentra entre las quince grandes constructoras de nuestro país, se vio obligada el pasado lunes a presentar la solicitud de concurso de acreedores (la antigua suspensión de pagos) ante un juzgado Mercantil de Madrid. La compañía, presidida desde hace poco por Jacobo de Montalvo Vijande, hijo del fundador, Javier de Montalvo Correa, cuenta con 1.100 trabajadores repartidos en nueve delegaciones y fue creada hace quince años.

El consejo de la constructora envió ayer un documento a los empleados en el que explica que atraviesa “un problema de liquidez”, y que no ha podido hacer frente a sus compromisos de pago a “consecuencia tanto de los recientes impagos de clientes del sector inmobiliario como del endurecimiento del sistema financiero en las operaciones de descuento de la cartera de efectos”. Los gestores de Seop dicen que la suspensión de pagos era “la única salida para garantizar la continuidad y regularizar el pago de sus obligaciones con los acreedores ante una situación de verdadero riesgo para la viabilidad de la constructora.”

Con una facturación prevista de 550 millones para 2007 (aunque finalmente podría haber sido de 450), Seop se ha visto atrapada por su excesiva dependencia de la promoción residencial. El 75% de su facturación proviene de los encargos de empresas del sector inmobiliario.

Y esa dependencia, como han justificado ante el juez de lo Mercantil, es lo que le ha forzado a presentar la suspensión de pagos. Es más, fuentes de la propia compañía señalan con el dedo a inmobiliarias en claras dificultades financieras como Grupo Lábaro, Nozar, Dico o Nireo, como las culpables de llevarle a esta delicada situación. Pero los culpables no sólo hay que buscarlos fuera, ya que otras filiales del grupo Silver Eagle, como Alcalá 120 o Seif Residencial, también adeudan importantes cantidades a la constructora.

El intento llegó tarde

El director general de Seop, Javier García Alvarez, que se incorporó a la constructora en agosto de 2005 tras su paso por Ferrovial y Ploder, detectó el problema de la excesiva dependencia del ladrillo de inmediato pero no sólo quiso arreglarlo a cañonazos sino que, además, llegó tarde. García diseñó un ambicioso Plan Estratégico que pretendía duplicar los ingresos en cinco años, es decir, alcanzar los 1.000 millones de facturación en 2011.

Para ello la única salida era la diversificación y lanzó personalmente el mensaje de que Seop buscaba socios financieros (fondos de capital riesgo o banca de inversión) para lanzar una filial de concesiones de infraestructuras que siempre han sido coto privado de las grandes constructoras. La compañía de la familia Montalvo no encontró en todo el año 2007 esos compañeros de viaje.

Precisamente el boom de la vivienda en los últimos años, y la excesiva dependencia de Seop de ese negocio, fue lo que le hizo crecer mucho más rápido que sus más directos competidores como Comsa, Bruesa, Azvi, Aldesa, Sando o Ploder, compañías en las que la obra civil pesaba más que el negocio de la edificación. Entre 2001 y 2006, Seop multiplicó su tamaño por trece, pasando de unas ventas de 35,9 millones a 434 millones. En 2007, y a la espera de conocer oficialmente sus cuentas, la constructora esperaba facturar 550 millones, pero su deuda superaba también los 400 millones de euros. Los bancos con los que trabaja son el Sabadell, el Popular y Caixa de Cataluña. Es más, con esta última tiene una joint venture denominada Alcalá 120 dedicada también al negocio inmobiliario. La entidad financiera catalana participa ahí a través de su filial Procam.

Se da la circunstancia de que, por los orígenes cántabros de la familia propietaria, Seop es el principal accionista del Rácing de Santander, del que controla el 80%, y además patrocina el equipo. Desde el club se aseguraba ayer que la delicada situación de la constructora no afectará para nada al equipo.

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