El valor de Llamazares

DENUNCIAS POR VIVIENDA

Más allá de la limpia, didáctica y serena primera escena, donde un pintor de cámara de piel negra, vestido de etiqueta, retrata a su Majestad el día de las elecciones generales, The Queen (Stephen Frears, 2006) está vertebrada por el trazo, hecho con sumo cuidado, del sutil velo que envuelve el aura de la realeza, su magnetismo, diríamos con una palabra que conlleva electricidad. En cambio, la sátira política, en la mano maestra de Frears, laborista de convencimiento, sólo asoma cuando cincela el perfil de un petimetre llegado a más, Tony Blair. La conversión de Blair en cerebro gris de la imagen monárquica en el Reino Unido tras el accidente de Diana de Gales y la conmoción de Isabel II y la reacción popular es la pieza que da sentido a la cinta. Frears, lector cuidadoso, virtuoso adaptador, su ramillete -"Prick up your ears" (1987), "Dangerous liasons" (1988), "The gifters" (1990), "The van" (1996; en la imagen, Donal O'Kelly y Colm Meaney), "High fidelity" (2000)- estaría en cualquier antología de la literatura adaptada al cine, no puede evitar cargar las tintas en el reparto.

Más acá de ser un crítica ácida de los programas basura de televisión, una denuncia de las decisiones políticas tomadas arbitrariamente, en comandita, al margen de la opinión pública, un trocito de historia contemporánea, The Queen es un breviario para el político de hoy, atado a la argolla de su valoración personal, el grado de aceptación de sus propuestas que suele ir ligado, en la interpretación periodística -informadores y opinadores-, al minucioso escrutinio de sus gestos públicos. En la política del siglo XX, frente a la imagen divina de la majestad que retrata The Queen solía oponerse el hombre fuerte, el líder revelador, que prevalecía, por ejemplo, en el imaginario del comunismo real. El valor de Gaspar Llamazares (coordinador de Izquierda Unida) puede ser haber sabido desenvolverse del papel de hombre fuerte, cabeza de puente, guía que lleva la antorcha, para convertirse, mucho más, en un altavoz de consenso. Y en consonancia con esta senda la oficina del candidato anuncia que el avatar de Llamazares en Second Life rueda una película para publicitar sus propuestas políticas. Ahí es donde veremos, en formato virtual, el alcance de sus medidas económico-sociales, y si podemos confiar nuestro voto a su opción.