Divertimentos (1). En busca de los grandes maestros
DENUNCIAS POR VIVIENDA
Nicolás Muller. Nació en Orosháza, al sur de Hungría. Hijo de abogado. Estudia Derecho y Ciencias Políticas, pero elige la fotografía como forma de vida tras el exilio al que se ve forzado -como la mayoría de quienes tenían sangre judía- por la situación en Mitteleuropa cuando el Führer toma el poder y empieza a legislar. Da vida al proyecto "Descubridores de Aldeas" con otros compatriotas (etnológos, como Gyula Ortutay; o narradores, como Géza Féja o Miklós Radnóti o Deszö Baroti). En 1938, huye a París a causa del nazismo. Aprende de Brassaï, Kertész, Moholy-Nagy, entre otros fotógrafos. Al comenzar la II Gran Guerra, busca cobijo en Portugal. Sus fotografías portuguesas son evocadoras y melancólicas. De allí, tiene que huir a Tánger y Marruecos. Sus obras en el Norte de África están llenas de sensualidad y retrata el abigarrado mundo -protectorados: el francés, el inglés, el español, el internacional- en aquella época especialmente convulsa. Había guerra.
Gracias a Fernando Vela, discípulo de Ortega y Gasset, recala en Madrid. Será su refugio. En la calle Serrano abrirá su estudio. Hará de todo: desde fotografías a particulares hasta encargos para prensa. Será el fotógrafo de las "elites" intelectuales de la España de los 50 y 60 (Laín Entralgo, Torrente Ballester, Azorín, Rafael Sánchez-Mazas, Julián Marías, Ataulfo Argenta, José Luis López Aranguren, Luis Felipe Vivanco, Pío Baroja, Camilo José Cela, etcétera) y el ilustrador de lujo de las guías que publicitan los pueblos de España; por ejemplo, las escritas por Dionisio Ridruejo para la editorial Destino, entonces administrada por el señor Vergés. Pero como último refugio eligió Asturias, Andrín. (Una de sus mejores fotos está hecha en Cudillero, "Soledad"). Esta imagen de ahí arriba, la que ilustra el post (más fotos: photogaleria), cuyo pie dice Redes, hecha en Marsella, en torno a 1938, es una de las favoritas de Juan Manuel Bonet, y no sé si una copia no está en la colección particular del IVAM. Hay que fijarse en la letra...
Etiquetas: fotografía, lucha de clases, Nicolás Muller
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