La crisis hipotecaria salpica ahora a la industria del automóvil de EE UU

Marta G. Hontoria/ larazon
Washington

La venta de coches ha caído en picado durante agosto en los estados de Nevada, Florida y California

Los expertos auguran que el desplome afectará pronto a todo el país

La crisis del mercado hipotecario estadounidense está poniendo presión en el resto de la economía, incluida la industria del automóvil, ya castigada este verano por el alto precio de la gasolina. La venta de coches se ha desplomado en estados como Florida, Nevada y California, donde la crisis de la vivienda es particularmente aguda.

Pero la racha podría extenderse pronto a todo el país. Según la web de consumidores Edmunds.com, la venta de automóviles bajará este mes un 10% con respecto al año pasado ya que los consumidores desconfían a la hora de pedir nuevos créditos. No es que la capacidad de los consumidores para comprarse un coche haya disminuido, sino que la incertidumbre del mercado inmobiliario está haciendo que la gente retrase la compra de su próximo vehículo. Jesse Toprak, director de análisis de la industria de Edmunds.com, lo explica llanamente: «Cuando tu casa pierde valor real, no estás de humor para comprarte un coche nuevo».

El último informe de la organización Conference Board, con sede en Nueva York, revela que el índice de confianza de los consumidores ha bajado en agosto a los 105 puntos, siete menos que en julio. Esta erosión del optimismo del consumidor radica en el declive de los precios de la vivienda, también en las turbulencias del mercado financiero y en los requisitos cada vez más estrictos para obtener créditos.

Los efectos ya se sienten en la industria del automóvil. La consultora Global Insight ha rebajado sus expectativas de ventas de coches en 2007 de 16,4 a 16,2 millones. Para 2008, estima recortar hasta 16,1. Según Autodata, la venta de vehículos en EE UU bajó en los seis primeros meses de este año un 3,25 por ciento, hasta 9,5 millones de vehículos.

General Motors ya ha cortado la producción en seis de sus plantas que fabrican pick-ups como el GMC Sierra y vehículos deportivos debido a las bajas ventas, de las que acusa al precario mercado inmobiliario y al precio de la gasolina. Quizá es consuelo de tontos, pero Toyota, que rivaliza con General Motors por el número uno de las ventas de coches a nivel mundial, también ha admitido que los problemas del mercado de préstamos subprime están afectando sus resultados.

El presidente de Toyota Motor, Kaysuaki Watanabe, admitió el jueves pasado que la crisis «probablemente está teniendo un impacto» en EE UU, que es su mercado más importante. Watanabe señaló que espera que la política monetaria estadounidense ayude a limitar el golpe en la demanda de vehículos. De momento, la Reserva Federal ha intervenido para inyectar liquidez en el sistema bancario y ha rebajado este mes en medio punto, hasta el 5,75 por ciento, la tasa de descuento que los bancos pagan por el dinero que toman prestado de la institución. Esto ha servido para asegurar el acceso al crédito.

La mala noticia es que la debilidad del sector inmobiliario, que atraviesa la peor crisis en 16 años, no parece tener fin. Los precios de las viviendas en EE UU registraron en el segundo trimestre del año una caída del 3,2% interanual. Se trata de la peor cifra de los últimos 20 años, según los datos de SP/Case-Schiller. Es coincidencia, pero Detroit, corazón de la industria automotriz, encabeza la lista de las ciudades donde se experimentaron los mayores descensos de precios, con una caída del 11% respecto al mismo periodo el año pasado. La industria de la automoción se podría contagiar aún más de la crisis del «subprime» si las turbulencias llegan a los créditos de coches. JP Morgan ya ha ajustado sus reglas para otorgar créditos a los compradores de vehículos, pero el endurecimiento de las concesiones afecta sobre todo a clientes con pobre historial de crédito que viven en mercados dañados por la bajada de los precios de las casas.