Un impuesto que penalice el exceso
finanzas.com/ Jaime Pozuelo-Monfort
madrid, (07/08/2007 )
La consecución de una sociedad global basada en los principios de equidad y justicia global implica la penalización del exceso, en una economía de mercado que opera en un régimen democrático que por definición debe contemplar la libertad consumidora del individuo en función de su poder adquisitivo.
No es necesariamente obvio determinar qué es y qué no es un bien o servicio de lujo. Tampoco está claro si una tasación adicional sobre un bien o servicio de lujo disminuirá de forma considerable la demanda del mismo. Es necesario consensuar qué bienes o servicios son considerados de lujo y establecer un subconjunto cuya demanda no disminuya de forma sustancial ante una tasación adicional.
Desde un punto de vista de eficiencia, es lógico tasar de forma más pronunciada aquellos bienes que no experimenten caídas grandes en la demanda cuando el precio aumente, de modo que aumente la recaudación y el consumo no se resienta.
El exceso es perjudicial para la sociedad en su conjunto. El exceso no se manifiesta únicamente en aspectos como la contaminación o el abuso de poder. Los grandes patrimonios tienen la oportunidad y el deber de invertir y gastar su dinero de forma ética y social.
Los grandes patrimonios deben sentar cátedra y convertirse en referencia a seguir, pues un mal gasto del dinero es irresponsable, pues una mala administración del dinero no es admisible en una sociedad global necesitada de inversores socialmente responsables, necesitada de consumidores que gasten moderadamente. La penalización del exceso es por tanto necesaria y conducente al incremento paulatino de la ayuda dedicada al desarrollo en el mundo pobre.
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