Denuncias por vivienda

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lunes, diciembre 24, 2007

Ante el futuro

Juan Velarde Fuentes/ abc

Estamos en los últimos días de 2007. Los mercados bursátiles del mundo desarrollado presentaron dos aspectos muy diferentes a lo largo de él. Como señala Katie Benner en su artículo «Grading our stock picks» en «Fortune» de 10 de diciembre de 2007, el año que concluye ahora tuvo en su primera mitad, unos índices crecientes en las cotizaciones de las acciones. Basta contemplar el incremento de cualquiera de los índices habituales, desde el Dow Jones a nuestro Ibex 35. Parecía que el crecimiento iba a batir marcas nunca vistas. Pero, como los árboles no crecen hasta el cielo, pronto se comprobó su final en la segunda mitad, al recibirse la ducha helada de la crisis de las hipotecas basura, del hundimiento inmobiliario, de las colosales pérdidas de bancos importantísimos, de la inflación creciente, y finalmente, del robustecimiento del euro. Véase el artículo de Krishna Guha y Peter Garnham, «Currency intervention nudged closer», en «Financial Times» de 14 de diciembre de 2007, donde indican que el Secretario norteamericano del Tesoro, Henry Paulson considera que el valor de las diversas monedas «se determina en el ámbito de mercados globales abultadamente líquidos, y por ello la capacidad para afectar a los cambios es próxima a cero».

Simultáneamente, la crisis de muy importantes entidades de crédito hizo caer, de modo espectacular, el mercado interbancario, y las dudas ante una muy seria inflación -en España aun más severa que en otros lugares-, crearon una desconfianza tan considerable que justificó que se pudiese calificar la decisión del 6 de diciembre de 2007, de mantener los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo, como prueba del enorme pánico del conjunto del mundo financiero.

Ese miedo es lo que provocó la espectacular caída de las Bolsas el 13 de diciembre de 2007, que motivaban que el gran titular de la página 1 de «Les Echos» fuese al día siguiente «Brutale rechute de la confiance sur les marchés financiers», realzando que las Bolsas había experimentado «una jornada negra», y que ABC, también titulase en la portada «Las Bolsas ignoran a los Bancos (centrales) y sufren caídas de más del 2%».

En medio de todo eso, España parece inerme, a causa de su tremendo endeudamiento exterior, algo que se oculta, pero que como una termita carcome la viga aparentemente sana hasta que se desplome con estrépito. Pero, ¿esto, sucederá? El profesor Torrero, en su conferencia, sencillamente magistral, «La crisis financiera», pronunciada el 30 de noviembre de 2007 en la Escuela Universitaria de Estudios Empresariales de la Universidad de Alcalá, advierte, entre otras cosas que «no se conoce el detonante de una crisis, ni el momento en el cual el volcán entra en erupción, pero se advierten signos de que se están pisando terrenos peligrosos», aunque en los primeros momentos -y en España, hasta ahora mismo, para asombro general- al zahorí le llaman catastrofista.

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