La economía catalana deja atrás el modelo de bajos costes salariales
Joaquín Romero/ elperiodico
Barcelona
• La inversión y la creación de empleo en sectores emergentes son los nuevos motores de la industria
• El aluvión inmigratorio y el crecimiento de los servicios, dos características del patrón actual
La economía catalana está inmersa en un profundo y complejo proceso de transformación, desde un modelo basado en los bajos costes salariales hacia otro más productivo. Sus dos características fundamentales son el crecimiento del empleo en los servicios y la emergencia de empresas industriales que han apostado por la inversión en nuevas tecnologías, consiguen crear puestos de trabajo y ser competitivas con el exterior.
La transición se está produciendo en casi todos los niveles de la actividad del país, especialmente en lo que se refiere al demográfico, al impacto de la inmigración masiva en el tejido productivo y social catalán.
En ciertos aspectos se parece bastante a la crisis de la primera parte de los 80, cuando se produjo la reconversión industrial. Son procesos paralelos en cuanto a destrucción de empleo, que ahora se refleja en el textil, la electrónica de consumo y el sector auxiliar del automóvil. La gran diferencia está en que en estos momentos se produce un notable aumento en la creación de empleo en los servicios, y a la vez aparecen nuevos sectores industriales con capacidad de crear empleo. Además, la transición está siendo ordenada y con pocos costes sociales.
Estas son las principales conclusiones de la obra Economía catalana: los retos del futuro, elaborada por el servicio de estudios del BBVA y la Conselleria d'Economia i Finances de la Generalitat. El libro, que será presentado el próximo jueves por José Montilla, presidente de la Generalitat, y Francisco González, presidente del BBVA, es la última entrega del análisis que el banco hace cada 10 años desde 1974 de la economía catalana en la década anterior.
La orientación que toma el cambio de modelo obedece a ciertas modificaciones de la economía en esta etapa. El profesor Josep Oliver, autor del primer texto introductorio del trabajo, concede gran importancia a la pérdida de peso relativo de las relaciones comerciales entre Catalunya y el resto de España, a favor de los mercados del resto de Europa.
Comercio exterior
Ese proceso se mezcla con las inversiones productivas de empresas catalanas en el exterior, una actividad muy difícil de cuantificar en estos momentos, pero que tiene un creciente peso en las relaciones comerciales internacionales de Catalunya, como se recoge en la página 4.
La distribución del empleo en el país apunta hacia una economía más centrada en los servicios. Así, a pesar del gran peso de la construcción --ha generado el 17,3% de los empleos entre 1994 y el 2006--, la ocupación del sector terciario ha crecido el 70,3%. Este dato "define la naturaleza del cambio en que está inmerso el mercado de trabajo catalán", según resume Oliver.
El crecimiento en la ocupación de poco valor añadido y bajos salarios en los servicios no es resultado de una desviación anómala del mercado, sino su respuesta a una demanda creciente alimentada por el crecimiento de la renta. Por eso, la estructura del mercado laboral catalán se parece cada día más a la de las regiones europeas de referencia, entre las que figuran Emilia-Romaña, Ille de France, Lombardía y Stuttgart.
La industria en su conjunto ha perdido peso medido en puestos de trabajo. Del 37,3% que representaba en 1990, pasó al 23,3% en el 2006. Pero mientras el textil ha perdido un 20% de empleo en seis años y el del material electrónico un 53%, existen otras ramas que emergen.
El sector de las ediciones gráficas ha aumentado un 33% su número de ocupados, el transporte el 30,3% y el de químicas el 27,8%. Pero no son los únicos que crecen: maquinaria eléctrica (24,7%); industrias alimentarias (19,6%). Se trata de actividades de medio y alto valor añadido.
La creación de empleo en esos ámbitos refleja también la fuerte recuperación de la inversión, que a su vez ha cambiado mucho. Entre 1993 y el 2005, la inversión en activos inmateriales --patentes, informáticas, I+D-- es la que crece más, a un ritmo del 32,4%, mientras que la que se refiere a activos materiales --construcciones, máquinas, material de transporte-- lo hace solo al 3,8%.
Este sesgo es una característica muy importante del momento en las empresas catalanas, que se acentúa a partir del año 2000.
Etiquetas: Catalunya, competitival a la baja, modelo económico, salarios bajos

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