Denuncias por vivienda

Contra la vivienda indigna. V de Vivienda. Todos juntos podemos.

martes, septiembre 11, 2007

Palabras imprudentes

DENUNCIAS POR VIVIENDA

El presidente de gobierno, Rodríguez Zapatero, no es un orador elocuente. Pocos entrenadores hablan bien. A su dicción atropellada (esa sordera para entonar musicalmente) se unen los manoteos (ásperos cuando no aspaventosos) que no consiguen equilibrar el perfil de un político de fuste.

De esta incapacidad, sus rivales políticos se han reído mucho, y le comparaban o bien con Mr. Bean (el absurdo y entrañable personaje televisivo) o bien con Mr. Chance (la deliciosa encarnación de Peter Sellers como 'El Jardinero' en la estupenda 'Being There' de Hal Ashby sobre la fábula política de Jerzy Kosinski). Sin embargo, lejos de estas comparaciones, fáciles y un tanto forzadas, que tanto encandilan a sus adversarios políticos y mediáticos, sus palabras suelen estar medidas y dirigidas a insuflar ánimo ante los problemas que afronta el país.

Quizás el mayor problema sea el panorama económico. La actitud de un político, que tiene que renovar el próximo año su puesto de trabajo, debiera ser la cautela y la búsqueda de la verdad. Aún más si lo que late de fondo es la discusión sobre la excesiva valoración del precio de la vivienda y el calentamiento del clima social entre los colectivos que no pueden acceder a una vivienda digna.

La economía española es singular. Y eso lo saben de sobra quienes de ella viven. A los salarios bajos, horarios inconciliables, estabilidad precaria y una economía sumergida insondable –recuérdese: el 60% de los billetes que emite el Banco de España son de 500€- se une nuestra dependencia energética, el déficit exterior, la debilidad de la balanza de pagos, y sectores productivos –como el constructor o los servicios- escasamente competitivos.

Es una economía dependiente, que vive por encima de sus posibilidades, donde las rentas por trabajo han menguado y las empresas nunca han apostado por la I+D+i. La Administración pública tampoco brilla por su eficiencia.

Ante este panorama, el entrenador del equipo debe arrostrar con las dificultades y luchar sin fatiga por conseguir darle la vuelta al marcador. Ya se sabe que en el fútbol hay una máxima intocable: cuando se rompe la cuerda, el primero que cae es el coach.

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