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lunes, marzo 30, 2009

Caja Castilla-La Mancha, el cajón desastre de los nuevos ricos del ladrillo español

finanzas

Han pasado casi 16 largos años de aquel Día de los Inocentes de 1993 en el que El Gobierno de Felipe González intervino Banesto. Mucho tiempo entre una intervención que dejó un agujero que se cifró inicialmente en 600.000 millones de las antiguas pesetas y otra, la de Caja Castilla La Mancha, en la que el agujero podría no estar muy lejano, en torno a los 3.000 millones de euros.

Si a Mario Conde lo llevaron al desahucio social y a la cárcel sus devaneos políticos y la concesión descontrolada e hiperagresiva de créditos en aquellos tiempos de crisis financiera en los que también el Banco Hispano Americano estuvo a un paso de la intervención -muchos se preguntan por qué la margarita se deshojó como se deshojó-, a CCM se la han tragado los excesos en el sector inmobiliario. En la lista de deudores de la caja está lo más granado entre los ángeles caídos del ladrillo español.

Ahí están algunos de los hombres que se hicieron inmensamente ricos con el boom inmobiliario. Perfectos desconocidos para el gran público que primero salieron a la luz como accionistas de las empresas cotizadas iconos del crecimiento salvaje del ladrillo y que, en algunos casos, intentaron el asalto a las torres más altas. Por ejemplo la familia catalana Sanahuja, que con el apoyo de CCM se lanzó a por el control de Metrovacesa. Lo consiguieron pero un año después están apartados de la gestión y la inmobiliaria en manos de los bancos acreedores.

En el listado están también Domingo Díaz de Mera, Ignacio Barco o, Aurelio González Villarejo. Revisen en las hemerotecas y verán que plusvalías obtuvieron en la misma Metrovacesa o en el efímero imperio montado por Luis Portillo alrededor de Colonial. Díaz de Mera es el flamante dueño del Balonmano Ciudad Real, el más laureado de los últimos tiempos dentro y fuera de España-, y principal promotor de un proyecto en aire como el aeropuerto de Ciudad Real. Compañero de viaje en este proyecto es Barco, un hombre ligado al Grupo Lábaro –ahora en concurso e acreedores- y dueño de las conocidas bodegas Pago del Vicario.

El nombre de Aurelio González está ligado a Inmobiliaria Colonial y a su predecesora Inmocaral. Es socio de Díaz de Mera en el Aeropuerto, como el conocido empresario Michel Méndez Pozo, un constructor burgalés de fortuna con una gran presencia en el sector de los medios de comunicación con el Grupo La Tribuna como máximo exponente. Otros nombres tan conocidos por Luis Delso, presidente de Isolux, Félix Abánades, de Rayet, o el otro gran ángel caído Fernando Martín están también entre los deudores del grupo.

El otro gran tumor de CCM reconocido extraoficialmente por fuentes del sector es la financiación a la propia Comunidad Autónoma, que debe alrededor de 200 millones de euros y que es, por su responsabilidad de control de la entidad, juez y parte en el proceso que ha llevado a la intervención de CCM.

En definitiva, una cajón desastre que ha terminado por fundir los plomos de una entidad que representa como nadie el nacimiento, auge y muerte de un boom inmobiliario que terminado por mandar a la tumba a su equipo gestor y su modelo de negocio. Está por ver qué tipo de responsabilidades asumen quienes han llevado las riendas de la caja en este período.

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